Estoy leyendo El Feminismo en mi vida, hitos, claves, y topías, la monumental recopilación que ha efectuado el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal de México de diversos textos de Marcela Lagarde y de los Ríos, publicados, expuestos o enunciados en diferentes espacios y países durante más de tres décadas.
Hace unas semanas, me descargué el libro en PDF desde el mismo portal del Instituto, que generosamente lo ofrecía de forma gratuita, aunque antes de escribir esto he verificado que el enlace ha desaparecido. Afortunadamente, aún puede descargarse aquí o aquí.
El caso es que he leído recientemente, dentro del capítulo 5, El paradigma feminista, el apartado En la mira de los fundamentalismos, conferencia magistral dictada en el Encuentro Internacional Impacto de los fundamentalismos políticos, económicos, religiosos y culturales en los derechos sexuales y reproductivos impartida en Donostia el 9 y 10 de junio de 2011. Y me ha apetecido compartirlo con ustedes. Copio el final de dicho apartado como incentivo para que se lo descarguen y disfruten por entero.
"Los DSR son poderes vitales
La eliminación de cada dimensión opresiva sexual y de
género, y la creación de cada derecho, crea poder. En su conjunto, los DSR son
un conjunto de poderes no opresivos, son poderes vitales que abonan a la
calidad de la vida y al bienestar. En la vida de cada quien, aprenderlos y
asumirlos al vivir, implica el empoderamiento personal y el empoderamiento
colectivo.
Vivir con poderes
vitales hace la diferencia, tanto en las expectativas como en la calidad de la vida. La sexualidad estructura de tal
manera la existencia que, definida por derechos y poderes sexuales, en tanto, poderes
vitales democráticos, es indispensable para la autonomía, la libertad, la
seguridad vital y la igualdad desde la diversidad.
Conforme se establecen los poderes sexuales de
tipo vital, en las personas, e inciden en la transformación del orden sexual y de
géneros en la sociedad, disminuyen y pueden llegar a desaparecer poderes
sexuales patriarcales de los hombres o de quien los ejerza, en las relaciones,
las instituciones y la cultura. Es posible reconocer esta vía en la historia y en
particular en la historia del siglo XX al XXI. La dialéctica de los sexos y los
géneros no aspira tener el poderío sexual y de género patriarcal, sino por
desmontar ese orden de dominación política al ejercer los poderes vitales.
La construcción de los DSR desde diversos ubis,
contiene la defensa y el fortalecimiento del estado laico como principio de
respeto y convivencia en la diversidad y porque las creencias religiosas no
trasminen al Estado, que debe garantizar la vigencia de los derechos humanos.
El feminismo reconoce nuestra individualidad, nuestra
libertad y nuestra condición de sujeto. Desde ahí es posible asumir nuestros
DSR, nuestro derecho a una vida libre de violencia, nuestro derecho al placer y
al goce, al amor y la amistad libres, a vivir en igualdad, a cuidar
nuestros cuerpos y nuestra subjetividad desde nuestra mismidad. Desde ahí, es
posible constituir y experimentar una identidad personal en constante metamorfosis, un
cuerpo propio, cuerpo libre, frágil, mortal, un cuerpo subjetivado, ser una persona con derechos que pasan por el cuerpo y la sexualidad,
para decidir cómo vivir y hacerlo con dignidad."
--
Julio Cortayzas
No hay comentarios:
Publicar un comentario