No tanto para comprenderla como problemática social... sino para cuestionarnos qué puede haber de ella en nosotros. Sus raíces, y dónde nos tocamos con ellas.
Me siento interesadísima y agotada en este momento. Intentando exprimir las cositas que se me han quedado en la cabeza para darle infinidad de sentidos en mi vida personal.
Os dejo con la propuesta y me voy con mi maremoto cerebral a derramarlo en las sábanas, deseando encontrar la claridad soleada de después de la tormenta.
Dejo como abre-boca esta provocadora pregunta de la ponente:
Os dejo con la propuesta y me voy con mi maremoto cerebral a derramarlo en las sábanas, deseando encontrar la claridad soleada de después de la tormenta.
Dejo como abre-boca esta provocadora pregunta de la ponente:
"¿Y si el género no fuera la causa? [···] Claro que opera... ¿Pero es la causa?"
Peluda y despeinada:
Simone de Barba
Interesantísimo y necesario el discurso de esta pizpireta e inteligentísima Elena Casado, como dice ella, de esos que "nos provocan para ir más allá de lo que ya sabemos y nos obligan a repensar sobre lo que damos por supuesto" ¿Y si el verdadero problema de la violencia de género fuera en realidad consecuencia de otro problema como el de las pocas herramientas de las que disponemos para afrontar la mayor conflictividad en las nuevas relaciones de pareja o de otro problema mucho más general que es la incapacidad de tratar con la vulnerabilidad? Habla de los desgobiernos del yo de este loco y nuevo mundo, del aumento de suicidios que, como sabéis, ¡me toca de cerca! Recuerdo aquel poema… "I thought i could be hurt…" no es casual mi interés por el tema…
ResponderEliminarCómo no,
Sylvia Plaff