Página en Facebook

Hemos creado una Página en Facebook de El Librerío. Allí se publicarán automáticamente las entradas y comentarios del blog. Así que si la visitas y pulsas  Me gusta , recibirás avisos de todo lo que aquí aparezca... ¡Únete a El Librerío!

Crítica de la monodieta sensual y afectiva II


Crónica personal de una reflexión colectiva. Segundo encuentro.
Febrero de 2013. Unas 40 personas hablando sobre afectos, amor, relaciones... Éstas son las notas que tomé.


Nos reunimos a conversar por segunda vez para seguir planteándonos preguntas... Empezamos por recordar qué es lo que más nos interesó de la reunión anterior. Desde luego, nos resultó muy grato escuchar tantas experiencias, porque nos dimos cuenta de que somos muchxs lxs que buscamos una afectividad más plena, más allá de los patrones convencionales. Sentimos que, inmersa en la sociedad que vemos, hay otra sociedad invisible y a la que nos sentimos más afines. En la que nos encontramos menos rarxs. Descubrimos que había muchas personas con
experiencias vividas, análisis personales profundos... y que no habíamos tenido la iniciativa de reunirnos hasta ese momento, hace ahora un mes. Nos ayudó y se nos movieron cosas por dentro.

Nos quedó la impresión reconfortante de que hay algo que se puede estar derrumbando ahí afuera, que resulta cada vez más difícil de sostener y que hay mucha gente contribuyendo a desapuntalar esa estructura, a poner en tela de juicio las cosas que nos limitan y nos condicionan a la hora de cambiar. Nos impresionó la respuesta. Las ganas que tiene mucha gente de reunirse a hablar de todo esto. Sólo hacía falta encontrar unas paredes y establecer un momento para ello.

Un efecto inmediato que hemos percibido es el enfoque que podemos darle ahora a este tema a la hora de hablar de él, de resumir nuestra percepción de los afectos, del sexo, de nuestra forma de vivir. Nos damos cuenta de que ahora ya no lo enfocamos en singular sino con fórmulas como "Somos muchos los que..." o "Hay gente que...", explicando nuestro punto de vista como una visión colectiva sustentada por el grupo y casi visualizándolo mentalmente al hablar.

Pero en el segundo encuentro había caras nuevas, vivencias nuevas. Se puso de relieve la importancia del entorno en el que cada unx de nosotrxs creció y se desarrolló. En un entorno como la Barcelona de principios de los setenta, por ejemplo, la atmósfera cultural era diferente a la de las décadas siguientes. Algunxs, más jóvenes, por ejemplo, hemos llegado a pensar que teníamos un problema, que éramos Madame Bovary o Don Juan Tenorio. Pero ahora llegamos aquí, escuchamos a más gente y nos sentimos mucho mejor. No somos bichos raros. Aquí, todos juntos, encontramos que es un buen momento y un buen lugar para imaginar. Con lxs amigxs de siempre se habla de las cosas de siempre, no nos atrevemos a exponer nuestra diversidad, como podemos hacer aquí.

Surgió la palabra "amor" y nos preguntamos si es útil emplear un mismo término para tantas cosas diferentes. Es frecuente su uso en la acepción que se refiere a algo enorme, inabordable. Se le piden tantas cosas: que sirva de base a una convivencia, a una relación económica, a un proyecto vital, que satisfaga todas las necesidades sexuales... y eso puede agobiar a cualquiera. Y sin embargo, puede ser tan bonito el concepto de amores pequeños, limitados pero cercanos, cotidianos, compartiendo cada pequeña cosa, casi domésticos, como las situaciones de cada día, reclinándose en el sofá, escuchando música, compartiendo una comida, un paseo. En este sentido nos preguntamos si la concepción tradicional de "amor para toda la vida" tenía que ver también con un mundo, ya pasado, en el que a los 45 años unx había ya superado claramente la juventud y la actividad romántica, sexual, de relación y descubrimiento de y con lxs demás. Ahora eso de "toda la vida" se antoja muy largo. Absurdamente largo.

Nos preguntamos cuáles son las dificultades e impedimentos con que nos hemos encontrado en nuestra vida a la hora de querernos en un mundo como éste en el que mucha gente entiende, tristemente, que la población se divide en "parejas" y "gente que está buscando pareja". Para empezar, a menudo no hallamos entre nosotrxs y otras personas un sistema de referencia común. Tampoco tenemos claro cómo gestionar el equilibrio entre la necesidad de seguridad y la de libertad. O la dependencia emocional, ese punto en que las relaciones no van bien pero no llegan a cambiar o romperse. El aburrimiento cuando desaparece la pasión y no se sabe convertir la relación en otro tipo de afecto. La lucha de poder que destruye. El peso de la tradición, pese al reconocimiento de que nos gustan otras formas de pensar y plantear las cosas, el apego a una forma de vivir la relación con lxs demás basada en el proyecto de futuro con una sola persona. La culpa, la inseguridad, la timidez. El colocón del enamoramiento, la idealización que nos lleva a decisiones que luego se demuestran insostenibles... Y tantas cosas más.

Otras barreras que encontramos tienen que ver con cómo plantear a personas que pueden ser sujetos de nuestro afecto un modelo diferente. Nos da miedo su respuesta. Hemos visto a gente escandalizarse, asustarse, hemos encontrado rechazo, sorpresa... Y es un tema importante porque no queremos hacer daño a lxs demás para poder satisfacer nuestros deseos. Es curioso que en el modelo de relaciones dominante aparecen de forma inmediata, en cuanto se vislumbra el más mínimo asomo de relación entre dos personas, una serie de limitaciones. Si yo "me estoy viendo" con otra persona, automáticamente pasa a estar prohibido cualquier contacto íntimo con otra. Sin más. Sin que haya habido una discusión sobre los deseos, las fantasías, los gustos de cada unx. Es decir, las limitaciones van primero y los deseos después. Eso, si alguna vez se habla de ellos. Puede ser, incluso, que tal cosa, tan básica como parece, nunca suceda.

En relación al tiempo y al modelo social, nos encontramos que hemos entregado nuestra vida al trabajo, a sobrevivir. Todo el tiempo que dedicamos a ello se lo robamos a las relaciones. Se va la existencia en trabajar, cuidar de una familia, y es difícil construir una vida satisfactoria. Tener varios amores es un lujo. Tendría que hacerse un cambio radical que simplificara las cosas al máximo. Pero ¿tiene sentido una revolución? Pensamos que si hay tantas personas en el mundo que están dedicando esfuerzo y dedicación a las relaciones de todo tipo, vale la pena buscar alternativas mejores, nuevos estilos de vínculo. Experimentar, buscar, preguntar... en lugar de acudir directamente al modelo existente y conocido.

Un obstáculo que encontramos también y que nos genera incertidumbre es el sentimiento de insignificancia. Necesitamos sentirnos libres y que lxs demás elijan libremente estar con nosotrxs. Pero eso lleva a un abismo. ¿Y si no somos "elegidxs"? Es posible que para evitar esa angustia se hayan inventado los modelos, los "marcos". El "marco de la pareja", por ejemplo. Desobedecer a ese marco, a ese modelo, es fácil, pero como lo tenemos dentro, interiorizado, acabamos intentando "desobedecernos a nosotrxs mismxs" y eso es más difícil. Nos da la impresión de que, para salir del contenedor que nos limita, tenemos que renunciar a veces a lo que nos apetece. A veces sentimos que no podemos mover los muros que nos están limitando, porque el muro está dentro de nosotrxs.

Lxs que no nos hemos sentido condicionadxs a seguir el camino convencional, hemos pasado la vida con relaciones fuera de ese marco dominante. En realidad pensamos que no tenemos un modelo, que funcionamos con lo que sentimos y con los contactos que tenemos con los demás. Pero no es del todo cierto, porque detrás del sentir hay miradas, perspectivas y creencias que no son evidentes. Puedes estar haciendo elecciones que no lo son realmente, al menos hasta que no eres consciente de todo esto. Porque quizá sabemos lo que no queremos pero no identificamos de manera definida lo que sí queremos. Cuando damos el paso de definir qué queremos nos encontramos con los miedos, que tampoco sabíamos que estaban ahí, y hace falta coraje. Como dijo el poeta: "cuando obtuve la respuesta, me cambiaron las preguntas". En definitva, acaba siendo un camino de crecimiento personal, de aprendizaje sobre unx mismx. Entender que no hay un camino sino muchos caminos. Aprender a que no pesen tanto el miedo, la inseguridad, los celos...

Por otro lado, algunxs no nos formamos en ambientes de apertura, sino que partimos de entornos convencionales, rurales por ejemplo, con unas ideas claras aprendidas desde la infancia como casarnos, tener hijxs. No tenemos duda de que estas decisiones tempranas están determinadas por el entorno en el que crecimos. Sin embargo, a veces, tras situaciones traumáticas como un divorcio, por ejemplo, se rompen los esquemas y empezamos a reflexionar. Nos vemos perdidxs, no sabemos relacionarnos, pero tenemos necesidades afectivas, sexuales, sociales... No queremos dedicar todo el tiempo al trabajo y las obligaciones, y perdernos el mundo que hay afuera, todo lo que no hemos vivido y disfrutado. El entorno familiar no entiende a veces esto. Está muy mal visto. Pero seguimos adelante y nos encontramos primero con un pequeño shock y después quizá con una etapa de promiscuidad y desenfreno. En ese punto nos detenemos de nuevo a reflexionar y cuestionamos si es esa forma de vivir la que realmente queremos o es una forma de huir de la sensación de sentirnos abandonadxs. A partir de la sensación que nos queda del alma dividida entre los deseos de sentimientos auténticos y fuertes, hijxs, estabilidad y los de vivir cosas diferentes y no una vida lineal y monótona, llegamos a la conclusión de que podemos y debemos crear la vida que queramos, pensar en posibilidades nuevas más a nuestra medida.

Otrxs que tuvimos experiencias intensas en momentos de ruptura con lo convencional fue, por ejemplo, saliendo del armario y viendo cómo no se nos tomaba en serio ni se aceptó hasta el momento en que salimos de casa para convivir. O cuando, durante relaciones cerradas, hemos tenido otras paralelas, con miedo a contarlo. Las preguntas que nos hacíamos eran "¿Por qué necesitamos esto? ¿Qué nos atrae de estar con otras personas?". Con el tiempo, pensamos que se trataba de "diluir". Reducir la sensación de incomodidad, de ahogo, que nos produce una relación exclusiva. Sin embargo, desde fuera no se entiende que tengamos 2 o 3 relaciones a la vez. No se acepta que puedas amar a esas personas. Y que no se entienda en nuestro entorno nos duele, porque es como somos de verdad y no se nos acepta. Tenemos miedo a perder ese entorno porque se nos rechace o por que seamos nosotrxs los que "rechacemos ese rechazo".

Tras muchas vivencias, puede llegarse a la conclusión de que no hay modelos, pero hay que saber qué se quiere. Hay que averiguarlo poco a poco. El objetivo, por supuesto, es ser felices y aunque no se crea en la pareja, por ejemplo, se puede creer en el amor, en compartir, en el respeto. Y, en cualquier caso, el amor puede ser el centro del universo o verse como algo más en la vida, sin grandes dramas ni hipérboles sobrecogedoras. En este sentido, hemos creído alguna vez que se podía aspirar a algo puro y trascendente en el marco que se nos da, de la pareja, la familia, aunque sea una vida no inventada por nosotrxs, pero poca gente siente que ha llegado a eso. Es posible que el sistema funcione mejor cuando las personas mantenemos un cierto nivel de insatisfacción. Y, en cualquier caso, está demostrado que salirse de ese patrón se paga caro, sobre todo como mujer.

También hablamos de relaciones íntimas. Queremos definir la intimidad. Quizá es compartir, compartirnos. No sólo charlando o a través de la sexualidad, sino algo más. Descubrirse, que haya autenticidad, que se pongan sobre la mesa los límites, miedos e inseguridades. También, permitirnos a nostros mismos hablar de deseos y no de necesidades. No pedir, sino expresar. Maximizar el cociente: (Deseos + libertad + afectos) / (miedos + limitaciones).

A veces tendemos a pensar que tenemos un problema porque pasamos de una pareja a la siguiente constantemente, y dudamos de si se trata de la sana satisfacción de un deseo o de una necesidad hasta cierto punto enfermiza. Pensamos que en realidad es una culpa absurda. Algunxs reivindicamos la monogamia por carácter. Preferimos volcarnos en una sola persona. Es nuestra elección. Otrxs hemos vivido en pareja durante años pensando, desde el primer momento, que una relación monógama tradicional no era nuestro ideal. Pero queríamos tener hijos, una familia, una estabilidad... y sacrificamos un ideal a otro. Lo que sí tenemos claro es que no nos valdría nunca un "minimundo" en el que no cuidamos de nadie ni damos a otrxs nuestro corazoncito. Pero en cualquier circunstancia, lo que también reivindicamos es la necesidad de verdad y transparencia en nuestro entorno. Lo contrario nos produce malestar y miedo a no vivir en la verdad.

En este punto queremos detenernos un momento y hacer un análisis de género. Nos damos cuenta de que ninguna mujer ha dejado de mencionar la palabra "miedo" y ningún hombre ha omitido el término "libertad". Seguramente todos sentimos miedo y deseos de libertad, pero la sociedad no nos permite a unos el miedo y a otras la libertad. Reivindicamos hablar de miedo nosotros y de libertad nosotras.

Cuando nos escuchamos, algunos testimonios nos resuenan como si estuviéramos afinadxs en la misma nota musical. Quizá porque a todxs lxs que estamos aquí nos interesa aquello que nos rodea, los seres animados y sobre todo las personas, por ser los seres más complejos y los más semejantes a nosotrxs mismxs. Esa curiosidad genera búsqueda. Quizás buscamos encontrarnos a nosotrxs en los demás y a los demás en nosotrxs. Pero siempre, antes de nada, conviene construirse unx mismx, amarse unx mismox.

De todas formas, pensamos que saber lo que se quiere no es mejor que estar perdidx. Estar perdidx puede ser muy productivo siempre que se consiga no tener miedo. Una pauta que nos ha servido a algunxs es darnos las posibilidad de dudar de que eso que creemos que ha estado siempre dentro de nosotrxs es realmente lo que somos. Todo el sistema de pensamiento está dentro de "lo que somos". Nos gustaría que este espacio nos sirviera para ejercitarnos en la duda. Ese "lo que somos" contiene muchísimas cosas que se inventaron antes de que nosotrxs pudiéramos haber analizado nada, así que valoremos cada cosa y no lo aceptemos todo sin más. Cada unx tiene una idea de sí mismo, pero eso puede suponer un corsé. Somos más elásticos que eso. Solemos construir la idea de nosotrxs mismos usando como materiales de construcción limitaciones y fronteras, en lugar de con las fuerzas que nos llevan a la plenitud y a la felicidad. Por tanto, la pregunta es "Esto es lo que hemos recibido, pero ¿qué hacemos con ello?". Debemos identificar las cosas que nos sirven y las que no.

En cuanto a las relaciones tradicionales, a veces nos generan una expectativa, una espera, que no es sana. Que la otra persona esté siempre, que se entregue. Y nos lleva a cumplir también sus expectativas: compartir de forma exclusiva los deseos, los proyectos, el tiempo libre, lo económico... Hay una especie de modelo de contrato y parece que es necesario hacer siempre una copia literal del mismo. A la tendencia a sentirnos segurxs y amadxs, parece que la sociedad responde a través de la pareja convencional. Sin embargo, algunas experiencias que estamos viviendo con varias personas a la vez, se están demostrando naturales, sanas y enriquecedoras. Nos sentimos más libres. Da la impresión de que era algo que estaba ahí y a lo que no abríamos la puerta.

Nos gustaría poder salir al mundo y encontrar afectividad, compartirnos, hablar, encontrar un "sentimiento de manada" en los demás. Esto podría implicar, o no, la renuncia a cierta intimidad, a ser cuidadxs y cuidar de una forma especial o exclusiva, al sexo. Hay tantas posibilidades por explorar... Tener vínculos puede ser una especie de base irrenunciable, pero el carácter, la distribución y las cualidades de éstos, junto con muchas mil cosas más, pueden crearse, así como renunciar a otras mil cosas que no necesitamos.

Acabamos la charla compartiendo más experiencias. Algunxs hemos tenido muchos tipos de relación. No sabemos lo que hemos buscado, pero sí lo que no hemos buscado: poseer ni cosificar a las otras personas. Se nos ha llegado a censurar que no tuviéramos celos. Se nos ha dicho "Estaría bien que me ataras un poco. Si no sientes celos es que no te importo". Y pensamos que el camino no pasa por condicionar a lxs demás para que estén con nosotrxs. Su construcción o deconstrucción no ha de estar nunca condicionada.  Reivindicamos "construir realidad" en forma de espacios, las casas. Las relaciones con espacios amplios, despejados y preparados para la apertura acaban siendo así también: abiertas, amplias y sin rincones ocultos.

Otrxs que tampoco vivimos en nuestra juventud la presión de lo convencional, nos fuimos a otros países, por ejemplo a Centroamérica, a la revolución, donde todos los esquemas saltaban por los aires y las relaciones estaban libres de modelos y estereotipos. La mezcla de culturas hizo que cualquier forma de relacionarse pareciera normal. Se dio el maravilloso albur de que ellxs pensaban que nosotrxs éramos así y nosotrxs pensábamos que ellxs eran asi. Un ejemplo precioso de la libertad como resultado de la apertura a otros esquemas, aunque en el fondo no existan esos otros esquemas, basta con que existan como posibilidad, como construcción de la propia mente.

Con sueños de grandeza libertaria y afectuosa, nos volvimos a abrazar y nos despedimos hasta el siguiente encuentro.

--
Oscar Wildest.

9 comentarios:

  1. Dear Mr. Wildest,

    Miles de gracias por el esfuerzo y el tiempo dedicado. Es un placer leer sus crónicas; reflejan muy bien todo lo que sucede en los coloquios:el ambiente, la libertad que se respira y el valor de cada palabra.

    Aullidos y lametones!!


    ResponderEliminar
  2. No puedo dejar de agradecer, que existan personas que se ocupan y preocupan por buscar respuestas. A mi me sigue preoupando mi hijo y mis afectos, que me aceptan, pero en el fondo no entienden mis argumentos. Me siguen viendo sola y desamparada con un niño, nunca estuve menos sola y amparada como ahora....Es largo....Seguramente habrá alguien que vivencie una familia monoparental, educando desde el amor. Pero si ponen familia en google.....Sale mamá, papá, hijos y perro. Mi nene llega hasta el modelo de su padre (cuarentañero con una treintañera guapa). Pero mamá no tiene novio en singular, no tiene novio pero es feliz y no es asexuada. Luchando contra Freud y el complejo de edipo que tanto daño nos ha causado.
    Sigan, yo desde aquí los leo con respeto y cariño....A veces me cuesta entenderlos y hasta me enfado...pero es conmigo misma. Aportan mucho a sus lectores.
    Saludos
    Flor

    ResponderEliminar
  3. Otra duda existencial, como manejais los tiempos?. Yo a mis cuarenta, tengo menos ganas de dar tanto....

    ResponderEliminar
  4. Gracias señor por sus resúmenes.

    Cariñitos en las barbas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha encantado el texto.
      Me surge una pregunta, si se tienen varias relaciones, no se dispersa mucho la energía? , es decir, no nos quedamos en una zona superficial de la persona, no cuesta más profundizar en alguien para llegar a esa complicidad y diálogo sin palabras que se consigue con el paso de los años con una sola persona?

      Eliminar
    2. Yo diría que una respuesta universal a esa pregunta no es fácil. Como todo lo que se refiere al ámbito más íntimo, es una experiencia muy personal y dependiente de las circunstancias.

      Sólo se me ocurre responder mediante un paralelismo. Parafrasearé tu pregunta cambiando unas pocas palabras:

      "Me surge una pregunta: ¿Si se tienen varios hijos, no se dispersa mucho la energía?, es decir, ¿no nos quedamos en una zona superficial de su educación?, ¿no cuesta más profundizar en cada uno para llegar a esa complicidad y diálogo sin palabras que se consigue con el paso de los años con un hijo único?"

      Si te parece demasiado forzado, en lugar de "hijos", usa "amigos", "libros" o cualquiera otra cosa que no esté culturalmente definida como "normativamente única en la vida".

      Con este ejercicio no conseguimos respuestas sino más preguntas... pero también nuevas reflexiones. ;-)

      ¡Un abrazo anónimo!

      --
      Oscar Wildest

      Eliminar
  5. Me parece una respuesta fantástica, nadie antes me dió ese paralelismo. Aunque ciertamente, son tipos de relaciones distintas. Tus hijos viven contigo, normalmente..., conviven entre ellos, al igual que muchos de nuestros amigos.
    Surgen preguntas y reflexiones sobre la convivencia. Llegar a una autestima tal que nadie quiera sentirse exclusivo para nadie.
    El tema de las afinidades energéticas también, vaya todo un mundo para replantearse.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  6. He visto una película en el videoclub que me llama la atención y no he visto todavía, se llama Four Lovers.
    Por cierto mandé antes una respuesta pero no sé si ha llegado, lo mando desde móvil y no controlo mucho esto.
    Bss anónimos

    ResponderEliminar