Página en Facebook

Hemos creado una Página en Facebook de El Librerío. Allí se publicarán automáticamente las entradas y comentarios del blog. Así que si la visitas y pulsas  Me gusta , recibirás avisos de todo lo que aquí aparezca... ¡Únete a El Librerío!

Re-inventando el amor

Coloquio tercer aniversario:

"Re-inventando el amor"


Dónde? Atención!!! seguimos en La Tetera, en Calle Carniceros 15 -Bajo (Barrio Velluters) Valencia. 

Cuándo? el Domingo 17 de Enero de 2016, a las 17:30 horasEl encuentro podrá extenderse durante varias horas, hasta la noche, pero cada persona se podrá retirar cuando lo considere oportuno. (No es necesario haber asistido a los primeros coloquios para poder apuntarse, según las condiciones que se expresan al final de esta entrada).

Para quiénes?  Este es un EVENTO GRATUITOabierto a todas las personas que tengan ganas de construir un "espacio protegido y confidente". El respeto y la actitud integrativa serán nuestras pautas basales. 
Qué haremos? Nos sentaremos en círculo y compartiremos un diálogo grupal. Vamos a hablar desde la propia emoción, desde la propia experiencia, confiando en que la "escucha" que nos recibe es una escucha implicada y comprensiva. 

Perspectiva: Esta será la reunión número 25. Cada persona puede asistir, dejar de asistir y volver a asistir cuando lo desee. En todos los casos, lo interesante es dejar abierta la posibilidad a que cada persona elija, según su ritmo y sus propios movimientos internos, la manera de involucrarse en este proceso.    

Estaremos sentadas/os durante un cierto tiempo, así que ven con ropa cómoda... Puedes traer un cojín para poner sobre la silla. Y si quieres, también puedes traer unos calcetines gorditos (o dobles) para poder descalzarte y no tener frío en los pies. Con el cuerpo reconfortado, sentimos y pensamos más felizmente...


Reflexión:  

( Como este texto es más largo que lo habitual, aviso a las personas nuevas, que debéis mirar las condiciones de inscripción al final del mail, GRACIAS )

Bieeen!! ...enero ya está aquí, y con él, llega el aniversario del coloquio. Tres años ya, tres años compartiendo una cita grupal con vocación de escucha y acogimiento. En buena medida, este espacio nació a partir de la necesidad de dar visibilidad a los modos no convencionales de la afectividad. De manera que, haciendo los honores una vez más, el tema propuesto será "RE-INVENTANDO EL AMOR"Re inventarlo podría ser multiplicarlo, personalizar sus pautas, desacostumbrar sus inercias y movilizar o invertir sus roles. Re inventarlo podría ser, sobre todo, una forma de obrar para que el amor nos pueda resultar más propio, más cierto y más cercano. 

Para desarrollar algunos conceptos, esta vez, echaré mano de un formato literario diferente. A efectos de hacer más didáctica la exposición, utilizaré la modalidad "ENTREVISTA IMAGINARIA". Como lo sugiere el nombre, se tratará de un diálogo "hipotético y figurado". Y procuraré que sea representativo en virtud de "los lugares comunes" del tema en cuestión. Os dejo, entonces, con la plática de mis "voces internas" (que no son otra cosa que las pláticas que pude haber tenido con cualquiera de vosotres en cualquier momento).


- Hola Cristian!

- Hola, buenas...

- Bueno, para empezar: ¿Qué sería eso de re-inventar el amor?

- Podría parecer un detalle menor, pero preferiría decir "re-inventando", por la cuestión de utilizar el "presente continuo". Es un matiz, pero importa, especialmente a la hora de visualizar procesos que en verdad no se dirigen a un sitio preciso o definitivo. 

- Vale, entonces podríamos decir que hablamos de un cierto "deambular experimental". ¿Pero habrá unos mínimos en esa deriva, no?

- Sí, sí... supongo que el mínimo irrenunciable tiene que ver con el marco ético... O sea, se trataría de poder vivir el amor y el sexo de una manera diversificada, sin renunciar a la curiosidad, por ejemplo, pero siempre sobre la base del consenso, del común acuerdo. De los consensos variables, personalizados y en permanente actualización, para ser más exacto.

- A ver, en concreto...

- En concreto... Que si estás manteniendo un vínculo afectivo (o sexo-afectivo), no tienes por qué cerrarte, no tienes por qué asumir que "gustar de alguien" debe representar la exclusividad.

- Pero eso existe desde siempre, y se llama "infidelidad"... ¿qué hay de nuevo?

- Lo que existe es un "modelo monogámico de doble moral"... Y de lo que hablo, es de cómo hacer para trascender de manera ética esas inercias relacionales. Que además (y básicamente), vienen con el "pack" de la época, o sea, representan la programación cultural en la que estamos imbuidas todas las personas.

- Bien, no es lo mismo... ¿pero podría llegar a parecerse?

- Bueno, depende, podría llegar a perecerse en términos de "malestar o frustración" (pero porque es algo humano hallar puntos de desencuentro). Sí, quizás... Pero no se podría parecer en los términos de la vieja antinomia "fidelidad-infidelidad". De eso va el "Poliamor", de aprender a pensar en los vínculos más allá de la pertenencia y la exclusión.

- ¿Poliamor?

- Sí, es una de las palabrejas que está tomando bastante presencia, "Poliamor". Puede sonar más o menos adecuada, la expresión, pero lo cierto es que está teniendo mucha resonancia. Y ahora los medios van adoptando el vocablo para nombrar todo aquello que pueda suponer una alternativa a la monogamia. También se utiliza la expresión "Anarquía Relacional", pero esta modalidad se basa en pautas algo diferentes al Poliamor. 

- ¿Y dónde reside la diferencia?

- Bien... podemos entrar en las clasificaciones teóricas, lo veo interesante... Pero antes quiero decir que una cosa es teorizar, diseñar proporciones conceptuales, y otra cosa (a veces muy distinta) es ir asumiendo sobre la marcha las circunstancias de un vínculo. Es decir, creo que es importante ser conscientes del marco elegido, pero a la vez, en tiempo real, es preciso "hacer votos" de flexibilidad. O sea, aunque no siempre sea cómodo, es necesario tener presente que en cuestiones afectivas, la "cintura política" (la intención de negociar y seguir negociando) representa el factor más vital. 

- Vale, pero volvamos a la diferencia entre "Poliamor" y "Anarquía Relacional"...

- Ok, digamos que en el "poliamor" todavía se mantiene la idea de "vínculo diferenciado" con alguien en particular. No quizás en el sentido más convencional, o al menos, no suponiendo esto la plena exclusividad (como sí ocurre en la monogamia) pero sí se puede dar la figura del "vínculo preferente". Esto puede suponer diferentes estructuras poliamorosas, por ejemplo: una persona puede tener una "relación principal" y otras "relaciones secundarias". Y por supuesto, como se indicó antes, todo sería acordado consensualmente.

- ¿Y la "Anarquía Relacional"?

- En la "Anarquía Relacional" se promueven estructuras más difusas, como más abiertas a la transformación. En su raíz, es un modelo más dinámico y por ende (potencialmente) podría entrañar más incertidumbre (o se podría percibir así). En verdad, lo esencial en la Anarquía Relacional, es la tendencia a no jerarquizar, la tendencia a procurar una disposición horizontal de todos los vínculos que se van desarrollando (borrando la línea divisoria entre "amores" y "amistades", inclusive). Por ejemplo, dentro de este marco, no se supone que se haga algo así como una adjudicación de "derechos y deberes" según el rango jerárquico del amante. 

- Oye, eso del "rango jerárquico del amante" suena fatal , ¿no? ...Parece más bien una expresión salida del léxico militar...

- Claro, claro... coincido...  y de algún modo, de eso va toda esta movida, de "desmilitarizar" el amor, de "desmilitarizar" nuestra intimidad, de aprender a sentir de una manera más horizontal, ablandando las jerarquías...

- En el "modelo romántico", el modelo tradicional (o modelo de "amores disney", como se dice a veces), esa jerarquización está potenciada hasta niveles "cinematográficos", ¿qué dirías de eso?

- Diría que es mucha la gente que sufre a raíz de ese imaginario, tan extendido y aún tan hegemónico... Para muchas personas, la consecución del "bienestar amoroso" consiste en alcanzar los ítems idealizados de aquel estándar. Y claro, por esa vía, lo más probable, es que se acaben hallando grandes cúmulos de frustración. 

- Así como para ilustrarlo un poco más, ¿Cómo definirías el "Paradigma Romántico"?

- Es fácil y breve. Se presupone algo así como una metafísica del "destino" de cara a la complementariedad, sin fisuras ni contradicciones. Se presupone la eternización del interés sentimental. Se predispone la buena disposición y el máximo rendimiento sexual. Y se predispone, resumiendo y como se dijo antes, la indiscutible "jerarquía de importancia" del vínculo en cuestión. 

- Ahjá... y eso, esas "presuposiciones", no tendrían lugar fuera de la monogamia, ¿eso es lo que estás sugiriendo?... ¿Seguro?

- No, no, nada es "seguro"... Hablamos de hipótesis, de intenciones... Hablamos de "posibilidades en movimiento". De hecho, personalmente, me he pillado magnificando el sentido de pertenencia, mi propio "sentido de pertenencia" a ciertos marcos de experimentación poliamorosa. Y no pasa nada, es parte de los aprendizajes. Y en definitiva, debidamente capitalizados, son los aprendizajes que molan. Pero quiero decir, está ahí, toda la cultura está ahí, todo el tiempo y en cada pequeño acto, la cultura de referencia mayoritaria es la base de nuestra psique. Esa cultura de referencia siempre podrá reclamar su impronta en nuestro hacer. Siempre podremos pillarnos homologando idealizaciones que vienen del "espíritu" del viejo paradigma. Y es así, podemos dar por hecho ese factor. El punto es mantenernos en la comodidad del ejercicio...

- ¿La "comodidad del ejercicio"?... ¿Me estás tomando el pelo?

- Jajajjajaa... no, es que me has interrumpido... Hablo del "ejercicio" de advertir las estructuras rígidas. Lo que quiero decir es que "el estado de atención" debe ser algo sistemático. Y a la vez, que es preciso buscar nuestro punto de "comodidad" dentro de ese ejercicio... Porque claro, como con cualquier otra "alarma interna recién adquirida", también podríamos acabar sumergidas en la paranoia de rechazar todo lo que huela a convencional, así porque sí, irreflexivamente. Y desde luego, no es la idea. 

- Vale, pero entonces sí lo tomas como un ejercicio, ¿como un trabajo?

- Bueno, puede suponer esfuerzos, sí. Lo importante es tener consciencia de que no partimos de una situación "neutral". Cualquier diagnóstico debe partir del hecho de que somos, mayormente, las expresiones individuales de un imaginario colectivo dado. Por lo tanto, siempre estamos implicadas en algún tipo de forcejeo. Tanto si actuamos (más o menos) dentro de lo preestablecido como si no, el control intersubjetivo es omnipresente. Sin saberlo, somos como "policías" del orden cultural. Sin siquiera advertirlo, solemos actuar con recelo si no conocemos algo. Y esto nos ocurre en un sentido o en otro...

- ¿En un sentido o en otro...?

- Quiero decir, que sin querer (o queriendo), también se podría caer en ese tipo de "observación policial" dentro de los ambientes poliamorosos... Queriendo o sin querer, se podría estar dando por hecho que existe una manera mejor de expresar el amor. Y al fin de cuentas, lo que hay es procesos personales, procesos insondables, en última instancia...

- Entonces... lo del Poliamor... ¿debería ser pensado como una cuestión estrictamente individual? , ¿donde cada cual va haciendo lo que va necesitando según su recorrido de necesidades?

- Sí y no... es una pregunta compleja... ¿Cuánto me puedo extender?

- Tenemos toda la noche...

- Bueno... Si concebimos el tema como una cuestión estrictamente individual, acabaremos muriendo de "corrección política". Aunque sí, de alguna manera es un asunto personal. Y estoy de acuerdo en que no se debe atropellar a nadie en nombre de ninguna causa. Es obvio que tomar otra actitud, sería incurrir en forcejeos autoritarios (y eso es realmente indeseable). Y atención! ...que no casualmente utilizo la palabra "forcejeos" (que utilicé antes hablando de la cultura). Quiero decir, cuando llegamos al mundo ya existe una estructura hegemónica, mayoritaria y dominante. Por ponerle nombres: una estructura capitalista, católica y democrática (entre comillas)... Una estructura familiar, urbana, educativa, mediática, sanitaria...

- Te estás yendo...

- No, espera, tiene más sentido si se plantea como una globalidad de acontecimientos. Quiero decir, no es casual que la gente construya su identidad de una determinada manera. Eso, todo eso, es la resultante de una fuerza estructural (y depende desde donde se mire, podría decirse que es la resultante "de una violencia estructural normalizada"). Por ejemplo, podemos elegir vestirnos de varios modos, pero si salimos desnudas, nos encontraremos con un medio hostil. O podemos adornarnos con estilos disímiles, pero siempre más o menos dentro del género asignado. 

- Insisto, te estás yendo del tema...

Espera, lo que digo es que las modalidades mayoritarias del amor son el resultado de una cultura. Y que si concebimos lo privado (las necesidades individuales) como algo estrictamente ajeno, estaríamos renunciado a nuestro campo de influencia. Si pensamos en las sociedades modernas (pro democráticas, pseudo democráticas o cuasi democráticas) como campos de fuerza, como campos de forcejeo ideológico, entonces cada persona es (o puede ser) un agente político. 

- De ahí viene la frase "lo personal es político"...

- Sí, efectivamente... Cada pequeño acto privado es una forma específica de promoción cultural, una forma nunca neutral de estar "presentes", una forma de presión, en definitiva. Y esa presión puede contribuir a diversificar las fuerzas. Algo así como una "re-distribución" de la violencia. 

- ¿Y por qué no hacer otra cosa con esa violencia?

- No estamos hablando de violencias coyunturales (que se puedan simplemente evitar), hablamos de "violencia estructural". Y la violencia estructural ocurre tanto, de tantas maneras y tan permanentemente, que se vuelve casi invisible. La cultura es un "artefacto de control" que se basa en esa condición. De modo que no se puede prescindir del cúmulo de violencia propiamente dicho. Porque ya está dentro de nosotras. La cultura no podría tener lugar si no oficiara como una fábrica de estereotipos. 

- Espera, sé más concreto, por favor...

Nuestro "género", nuestra "clase social", nuestro "estatus académico", "legal", "funcional", "sexual"... Nuestro supuesto "estatus de belleza o atractivo físico". Nuestro "estatus migratorio" o nuestro "estatus serológico". Todo eso, toda esa "representación de vectores", refleja un orden cultural dinámico pero específico. Toda esa violencia, ya ha estado ocurriendo como un eje rotativo, y ha estado imprimiendo "eso" que creemos ser como entes sociales. No digo esto en un sentido filosófico, aunque también, sino, y muy especialmente, en el sentido operativo de la palabra. La cultura se procura a sí misma, es un aparato cuya prioridad es fabricar "células de reemplazo". Y nuestras consciencias individuales son esas células (nunca lo suficientemente idénticas a otras células, pero sobre todo, nunca lo suficientemente distintas como para abrir una brecha).

- Veníamos bien, creo, pero te has ido... 

- Espera, estoy a punto de llegar...

- No te corras ahora!

- Jajajajahaj...

- Venga, simplifica...

- Hay muchas maneras de entender el "poliamor" (o las modalidades no monógamas). Y una de ellas, importante en mi perspectiva, tiene que ver con la eventual deriva política, por eso me he detenido un poco con la lectura estructural. ¿Cuál era la pregunta?

- Te había preguntado sobre si el poliamor debía ser pensado como algo individual o colectivo, sobre todo, de cara a las estrategias...

- Ahh, sí... claro, es imposible nombrar esas dimensiones (lo individual y lo colectivo) sin que se líe un buen diagnóstico estructural... Pero lo damos por superado (temporalmente)...

- Vale, ya está... Si quieres, seguimos mañana... Quedan muchos temas grandes, como "los celos", "la gestión de los tiempos", "la honestidad en los límites de la privacidad", etc...

- Sí, sí, queda tela... Hasta mañana!
  

- Hola... 

- Hola, retomamos...

- Quedaron muchas "puntas de hilo", ¿de cuál tiramos?

- Ehhm... Podemos lanzar "titulares" y luego cogemos alguno... ¿te parece?

- Sí, vale...

- "El poliamor y el enamoramiento"... "Los celos"... "Las expectativas"... "La sexualidad no monógama"... "Los hijos educados en marcos afectivos no convencionales"... "El poliamor y el pensamiento libertario"... "El género y la deconstrucción del binomio"... "La amistad y el sexo"... 

- Vaya, vaya... sí que queda... 

- Tomemos algo, antes estabas muy a tope con lo de ligar la "no monogamia" a lo político, al plano de la transformación cultural... Trata de conectar desde ahí...

- Ok... por proximidad conceptual, empezaría cogiendo el hilo del "género". Por ejemplo, ¿qué lugar juega o podría jugar el género en los marcos de reinvención amorosa?

- Buena cosa... pero antes digamos algo para situar la mirada, ¿no?

- Sí, bueno... el "género" es ese tipo de instrucción que hemos recibido (y seguimos recibiendo) todas las personas a lo largo de la vida. Según dicha "instrucción", al nacer (o antes, en verdad) se nos ha asignado un género (masculino o femenino) según se haya constatado una cierta evidencia anatómica. Es decir, según se observara un pene o una vulva, se nos ha colocado en una "carrera doctrinaria determinada". A las personas con vulva, a partir del minuto uno de interacción, se las irá condicionando para responder positivamente ante el canon identitario "mujer". Y a las personas con pene, previsiblemente, se las irá poniendo en el molde "hombre". 

- Vale, hasta aquí quieres decir que el género, su construcción, es un proceso de "condicionamiento social". ¿Pero qué pasa con toda esa gente que habla de su género como algo que siempre ha "sentido así", o sea, como una condición innata o natural?

- Es bastante lógico, para cuando entramos en una fase de desarrollo sexual avanzado, a partir de la pubertad, ya hemos estado recibiendo durante años la instrucción mencionada. En otras palabras, es muy probable que hayamos internalizado el canon de identidad de género. 

- Bueno, pero si fuera así, si existiera una relación tan lineal de "causa-efecto", no existiría más que un único molde y no es así...

- Claro, sí, en verdad es más complejo... Pero esa es la base... Luego, dependiendo de muchos factores, podemos ir ensayando transgresiones de diverso calibre... Sin embargo, la medida primera, "el canon cultural", siempre estará ahí, dentro, como una referencia para todo lo demás...

- Pero en sociedades menos represivas, como ésta, sí es posible hallar el género que se perciba como más adecuado, o más propio, ¿no?

- No exactamente, bueno, sí, pero no...

- Aclárate un poco...

Lo que quiero decir es que en sí mismo, "per se", no existe el género... Es una elaboración histórica, lingüística, puramente cultural y su éxito radica en la "utilidad política" que supone para un sub-grupo social. Pensar que el género es consustancial al ser humano, podría resultar tan caprichoso como pensar que nacemos con una "clase socio-económica" escrita en la sangre (y bueno, dicho sea de paso, antes se creía exactamente eso, que la pobreza, por ejemplo, era "congénita"). 

- Bien, hasta cierto punto puedo verlo, pero que existen cuerpos diferenciados es un hecho, es algo ostensible...

- Lo que sabemos es que un cuerpo humano, al nacer, evidencia un rasgo anatómico relativamente definido, sólo eso. Si le realizáramos a esa persona un estudio cromosómico, por ejemplo, podríamos observar una realidad mucho más compleja. Y además, ¿cómo podríamos legitimar una concepción binaria del género existiendo tantos cuerpos "intersexuales"? Lamentablemente, aún, la intersexualidad (y hablo en este momento de un fenómeno biológico, anatómico), no es conocida, permanece en la sombra. 

- Bueno, pero la intersexualidad podría ser un "error de la naturaleza", por ejemplo... No deja de ser algo minoritario, o muy minoritario...

- En primer lugar, no sabemos qué tan minoritario es, porque es una realidad soterrada. Desde la medicina, se promueven canales de normalización (vía quirúrgica) en virtud de los cuerpos reconocidos (hombre o mujer). Y se dice que se hace esto en nombre de la "futura comodidad" de la persona. Pero la cuestión es mucho más profunda: ¿qué instrucción de género habría de recibir una persona intersexual? O sea, la intersexualidad es un fenómeno "enteramente natural" que pone en evidencia el grado de arbitrariedad de nuestra cultura. Y en segundo lugar, y más importante, con ese criterio podríamos pensar que una persona pelirroja (minoritaria en su condición) es un "error de la naturaleza".

- Pero no sería algo equiparable, comparar el color de pelo con las estructuras genitales...

- ¿Por qué no? ¿Porque hemos normalizado el hecho de que entre las personas morenas y las rubias no hay mayor diferencia? O de que el pelo castaño es un color más, y no un problemático punto de ambigüedad entre "lo moreno" y "lo rubio". Imagínate de pronto que a las personas rubias y a las personas morenas se las sometiera a un proceso de socialización completamente distinto. Y además, que a las personas castañas o pelirrojas, se las considerara, prácticamente, una aberración. Bueno, esto que puede sonar a disparate, es exactamente lo que ocurre con la configuración de géneros. 

- Con todo respeto, pero la metáfora, o el paralelismo entre los géneros y los colores del pelo, me parece un "golpe de efecto". Porque el color de pelo no supondría ninguna predisposición psicológica.

- ¿Y los genitales sí? ¿Por qué? ... Si vamos a admitir que tener pene o vulva puede representar un condicionante psicológico, admitamos también que la altura, la complexión general, el color de la piel y cualquier otra característica, podrían ser también condicionantes. Y aún, el resultado de todas esas variables, no daría lugar a un esquema binario, daría lugar a un mosaico, más bien, o daría lugar a una composición caleidoscópica, quizás. 

- ¿Crees, entonces, que no hay relación alguna?

- Es cierto que las características físicas pueden representar un condicionante psicológico, pero eso sucede porque la cultura imanta unos significados determinados. No porque esas características tuvieran el poder (atemporal o ahistórico) de propiciar un tipo de psique en particular. 

- Vale, ¿pero... y el "instinto maternal"?

- Mira, si a una persona (que hubiera podido nacer con cualquier tipo de cuerpo) la bombardeamos con estímulos "pro maternales", tendremos, en el futuro, a alguien capaz de "sentir" en lo más profundo de su ser, el deseo de asumir ese rol. La psique es un área plástica (hiper adaptativa) y especialmente en edades tempranas. A sentir se aprende. En cualquier caso, el punto, es que el orden natural, o lo que podemos apreciar de ese orden, no se expresa en estructuras binarias. El binarismo sólo corresponde a nuestra necesidad humana de simplificación. Una simplificación con consecuencias políticas muy graves.

- Nos estamos apartando mucho, ¿no te parece? ...estábamos hablando de poliamor, ese es el tema...

- Lo tengo presente, pero es que la cuestión de cómo nos relacionamos nos debe ayudar a pensar en cosas como: ¿quiénes creemos ser y por qué? Y ahí entra el género. Bien podríamos pintar el poliamor como una movida más ligera, y es válido, pero me interesa establecer estas asociaciones...

- Bien, puedes elegir hacerlo así, pero dispersa un poco... Y además, para muchas personas resultará gratuito, innecesario...

- Pues justamente por eso, porque parece un asunto accesorio y no lo es. De hecho, es algo central en el análisis del amor como fenómeno cultural. Para mucha gente, podría resultar incómodo plantearse que el género es poco más que un aspecto circunstancial de su educación, porque hemos vivido dando por hecho que "somos así". Y tal vez, sólo sea una trampa más del lenguaje, quizás no "somos", sino que "estamos siendo". Y desde ese "estar", es más fácil concebir la transitoriedad de todas las cosas.

- Pero por ese camino, podrías caer en una relativización demasiado amplia... ¿Es preciso?

- No sé, hablo de mí, supongo... Toda esta reflexión sobre el carácter "no intrínseco" de nuestra identidad tiene por objeto, para mí, la consecuencia "liberadora". O sea, el hecho de sugerir la maleabilidad potencial de nuestra psique, la capacidad de invención. Además, siendo consciente de lo que representa la instrucción "hombre o mujer" a nivel estructural, ¿porqué aceptaría un "silencio cómplice"? ¿Qué interés podría tener una versión del amor (poliamor o como queramos llamarlo) que se limitara a reproducir los roles de género pre-establecidos?

- Sin embargo, existen muchas personas que se reclamarían "parte del movimiento" y que ni se plantean todo eso... 

- Sí, sí, lo sé, cuento con eso... Y hasta "cierto punto" integro la posibilidad... Por eso antes, al principio, hablé sobre la necesidad de abordar las transformaciones con una cierta "cintura política", con amplitud de miras... 

- Dices "hasta cierto punto", ¿cuál sería el punto de inflexión?

- Es claro, actitudes machistas no deberían caber, lo mismo con la homofobia o con cualquier expresión de misoginia. Lo importante es visibilizar las cuestiones de género, hacer explícito lo que representa a nivel político. Como ya hemos sido "codificadas" dentro del esquema "hombre" o "mujer" (y por lo tanto, es algo ya asimilado), es comprensible que no para todo el mundo resulte interesante optar por una deconstrucción activa de su género. No se trata de perseguir a nadie, se trata de nombrar y promover opciones... 

- Vale... A ver si con esta pregunta volvemos al poliamor. Ya que te interesa tanto el género: ¿cómo sería la sexualidad desde una perspectiva que tenga en cuenta todo lo anterior?

- Buena pregunta... ¿cuánto tiempo tenemos?

- La vida...

- JAjajajajajaj... (miradas cómplices)

- Verás, en una situación, digamos, convencional, la sexualidad resultaría bastante más previsible. Imaginemos un marco donde todas las "identidades de género" respondieran al canon "cis", o sea, a la asignación cultural. E imaginemos también que la "orientación sexual" respondiera al mandato "hetero". ¿Qué márgenes de juego habría allí? Como mucho, una rotación seriada entre personas "hombre" y personas "mujer". ¿Y cómo podrían desarrollarse esos juegos? Pues en principio, si partimos del hecho de que en esta hipótesis se representa el modelo vigente, esas sexualidades serían coitales, eventualmente falocéntricas y tendrían a la consecución del orgasmo como un valor máximo. 

- Sí... efectivamente, pero aún así, esas prácticas también podrían caber dentro del espectro poliamoroso...

- Bien, técnicamente, sí... Después de todo, siempre que estemos ante más de dos personas compartiendo algún tipo de relación afectiva, y además, siempre que las partes implicadas conozcan y acepten conscientemente esa diversidad vincular, podremos decir que existe un marco poliamoroso legítimo. No obstante... aún existiendo esta admisión, (y salvo que se diera un cuadro de gran inteligencia emocional entre las partes), lo más probable (en tal escenario) es que los hombres pujen por las mujeres y las mujeres compitan entre sí por los hombres... 

- Ahjá...

- Claro, he aquí el punto de profundidad... La deconstrucción de género es una mera opción, pero una opción que de cara al plano psicológico, multiplica las posibilidades... Si creemos que nuestro deseo es un "espacio inerte", un espacio con anclajes metafísicos, un espacio de intervención trascendental o un espacio de proyecciones esenciales, nos estaremos condenando a una praxis anquilosada del deseo. El deseo puede ser todo lo anterior (porque al fin de cuentas, cada cual tiene el derecho de asumir lo que considere conveniente), pero si lo abrimos, o sea, si abrimos nuestro "yo", nuestra cintura política crecerá proporcionalmente. 

- Especifica un poco más...

- Digo que en su raíz, lo que mantiene este sistema de comportamiento social, es el adoctrinamiento del deseo, de nuestro deseo. Y para poder perpetuarse, ante todo, el sistema produce "ejércitos" de personas que se creen "hombres" (que asumen el papel asignado), y por otra parte, produce "ejércitos" de personas que se creen "mujeres". Como si se tratara de una hipnosis colectiva, que una vez echada a rodar se va retro-alimentando. El poliamor, en este sentido, podría ser la superación de esa dualidad, de esa "mal entendida" complementariedad y de esa competencia obligatoria entre congéneres. 

- Pero, y la homosexualidad o el lesbianismo, ¿no supondrían una ruptura en ese sistema de funcionamiento?

- La alteración de la norma "heterosexista" es, efectivamente, un espacio de resistencia ante la presión estructural... Y por supuesto, es preciso reconocer y promover sus relieves de visibilidad, claro. Pero no deja de ser, en última instancia, una forma de rigidez más. Y por lo tanto, llegado el caso, una homosexualidad militante y/o dogmática, también podría acabar bloqueando las ruedas de un fluir poliamoroso pleno. No olvidemos que la "invención" de la etiqueta "homosexual" proviene de las instituciones conservadoras (hetero), y fue creada con los fines de ordenar (o re-ordenar) el deseo. 

- Ya...

- Y el problema de todo esto es que ahora vivimos con la idea de que "hay que elegir una identidad". Y claro, eso representa seguir en la cultura de la exclusión: "un amor único e ideal", "un único dios todopoderoso", "una vocación verdadera", "una identidad de género determinada", "una orientación sexual que responda también al criterio de la unicidad"... Ese es el fondo de la producción cultural, la tendencia a la unicidad, o sea, al funcionamiento "por exclusión". En última, muy última instancia, el POLIAMOR como proyecto político, se enfrenta justo a eso, se enfrenta a un paradigma que ofrece márgenes de seguridad simbólica a cambio de recortarnos posibilidades de gozo. 

- Pero entonces, de algún modo ¿estás sugiriendo que una posición "bi-sexual" resultaría de mayor provecho en un juego de fluidez poliamorosa? 

- No exactamente, sobre todo porque la idea misma de "bi-sexualidad" se basa en el modelo binario que antes mencionamos. La polarización de los estándares "hombre" o "mujer" es tan arbitraria e inmotivada como la polarización de los estándares "heterosexual" u "homosexual". Claro, entiendo que una vez creada la categoría lingüística, histórica y cultural, miles de personas se van apropiando del concepto, lo van asumiendo y acaban por proyectarlo como una condición "natural" de su deseo. Y cuando eso ocurre masivamente, ocurre el paradigma, o sea, la normalización, el devenir "por defecto". 

- Bien, supongamos que no es una polaridad, ¿cómo representarías las identidades de género?

- Como un espectro, como un espectro con infinidad de gradientes... Aunque aún así, estaríamos, gráficamente hablando, en una suerte de plano... Quizás sería mejor pensar en varias dimensiones... no sé... 

- ¿La "Teoría Queer" viene a nombrar eso?

- Sí, en buena medida, es una manera de nombrar el tránsito identitario, la impermanencia. Es una manera de decir que el deseo es un exiliado. Aunque allí, en la "práctica queer", cabe una complejidad mayor, de orden ideológico (de cara a la reivindicación de todas las minorías). Pero para abreviar, sí. De hecho, hablar de "identidades queer", es hablar de identidades no susceptibles de ser reducidas. Es hablar de identidades y orientaciones que se desbordan, que se regocijan en el extravío. 

- Vale, pero aún así, siempre partimos del hecho físico de que existen, básica y mayormente, dos tipos de cuerpos, ¿no?

- Eso es lo que creemos en general, como sociedad. Sobre todo porque no nos hemos visto sin ropa. Quiero decir, no hemos visto a "suficiente" cantidad de gente desnuda. Si así fuera, comprobaríamos que los caracteres sexuales secundarios no se "agrupan" de modo uniforme. Al sentido de uniformidad lo aporta el sistema, la cultura. Por ejemplo, y ya hablando incluso de "las características sexuales primarias", ¿qué diremos ante un clítoris grande, muy grande? o ¿qué diremos de un pene muy pequeño? Al comparar estos genitales (y si no viéramos otras partes de estos cuerpos), ¿cómo catalogaríamos esos géneros?

- Claro, habría confusión...

- Habría inquietud... porque hemos ordenado el mundo en base a una falacia. Los "caracteres secundarios" pululan burlando cualquier estándar. Personas "socializadas como mujeres" que tienen barba, caderas pequeñas, que tienen sistemas reproductivos no funcionales, que tienen espaldas anchas, que tienen voces graves, que no tienen casi senos. Y personas "socializadas como hombres" que tienen caderas anchas, espaldas estrechas, voz aguda, manos pequeñas, caras lampiñas... etc, etc. En síntesis, la biología nos está gritando en la cara sus ansias de diversidad y mientras tanto, la "cultura en general" insiste en su afán de "orden binario". 

- Dicho así, suena como si el mero hecho de vernos desnudas, entre todas las personas, ya pudiera ser un hecho revelador... 

- Sí, totalmente, lo creo... Creo que el nudismo es una vía imprescindible hacia la transformación. No sólo porque hace incontestable lo diverso de nuestros cuerpos y nos pone en la tesitura de aceptarnos íntegramente. Sino porque además, nos recuerda la vulnerabilidad originaria. Sin esa vulnerabilidad, propiamente humana, el amor no tendría razón de ser.   

- ¿Qué quieres decir?

- La empatía, ese mecanismo a través del cual nos ponemos "en el lugar de otra persona", posiblemente, surgió como una respuesta adaptativa, de cara a la necesidad de afrontar dificultades de vida o muerte. Así que, de alguna manera, es la consciencia de nuestra debilidad, lo que nos empuja a conquistar la supervivencia a través de actos de negociación. De hecho, el concepto de poliamor no hace más que recordar esa condición gregaria, esa necesidad de trabar pactos multidimensionales con el clan, con la tribu. 

- ¿Multidimensionales?

- Sí, igual que en una familia cualquiera. No solemos pensarlo así, pero todas las personas hemos empezado nuestra vida en un marco poliamoroso. Un grupo con un fuerte sentido de pertenencia colaborando para sobrevivir. Es eso, ni más ni menos, eso es también el poliamor (o podría verse así). Desde nuestros primeros años de vida, incluso sin mediar una complejidad racional mayor, hemos estado trabando pactos de ayuda mutua, de intercambio, de gratificación y de compensación. Desde la relación erótica con el pezón de la madre hasta los duelos de la adolescencia, todo ese mogollón (ese mapa de hallazgos y carencias), es la historia que estaremos repitiendo el resto de nuestra vida. 

 - Pero es diferente... en una familia no se practica sexo "en todas direcciones". Y además, un niño no tiene la consciencia de un adulto...

- Depende... somos animales sexuados desde siempre, otra cosa es como canalizamos esa sexualidad en cada etapa. Desde el momento en que tenemos la capacidad de experimentar placer a través de los sentidos, estamos aprendiendo el mundo desde una perspectiva erótica. Luego, además, construimos sentimientos y vamos aprendiendo a sublimar el deseo (conforme asimilamos la prohibición del incesto). Y por otra parte, para responderte, en un grupo poliamoroso tampoco hay "sexo en todas direcciones", o mejor dicho, puede no haberlo. Incluso no hablando de grupos sino de esquemas rizomáticos de anarquía relacional, podría pasar, perfectamente, que en algunos vínculos no se practique sexo (o que la genitalidad sea una fase temporal, por ejemplo). Hilando más fino, la sexualidad podría pasar por experiencias distintas, de otro orden.  

- Pero vamos! ...si cuando se piensa en el poliamor, se suele pensar en la abundancia sexual, ¿acaso no es así?

- Jajajajah... bueno, creo que esa "imagen" es más bien un mito. La "abundancia afectiva" quizás sí pueda ser más constante (y en ese concepto de ABUNDANCIA, radica la filosofía del Poliamor). Pero lo sexual responde más al orden de lo cambiante, de lo irregular, a la casuística. Vamos a conceptualizar un poco: una cosa es la "sexualidad", sexualidad hay en cada acto humano, es la energía vital, la expresión de interés, es la condición basal de cualquier relación. Ahora bien, esa "sexualidad elemental" se puede expresar como "sexo" o no. Y a su vez, ese "sexo" puede tener unas connotaciones genitales o no. De hecho, y ya que sale el tema, diría que esa es una de las cuestiones más dificultosas en los ámbitos poliamorosos. 

- ¿Cuál?

- Lo llamaría: "La reinvención permanente del personaje". Cuando conocemos a alguien, cuando gustamos de alguien, lo que hacemos es inventar un "personaje". Se trata de una representación (es algo casi automático a veces), y solemos hacerlo de una manera casi inconsciente. Ahora bien, ese personaje (que es una estrategia de seducción personificada), suele desarrollar una serie (a veces previsible) de items. Items tendentes a la alianza. Y a veces esa alianza dura lo que dura una relación sexual, o un poco más, o mucho más y da lugar a mucha más complejidad sentimental. 

-¿Entonces?

- Mira, imaginemos una situación convencional. Lo más probable, es que después de un cierto proceso de seducción (con su consecuente desarrollo, tanto en términos de tiempo como de energía y expectativas), una relación empiece a dar señales de agotamiento o saturación. En verdad, no es otra cosa que la fase de "bajada" de cualquier enamoramiento. Ocurre todo el tiempo y en todo lugar, pero es posible que ante cada nueva oportunidad, nos contemos algo diferente a nosotras mismas. En cualquier caso, representa el final de un ciclo y la potencial apertura de un nuevo recorrido. Ese estado de transición, no asistido ya por una "fantasía de vértigo", sino por una "fantasía de estabilidad", puede dar lugar a una fase de "meseta" o de "rechazo"

- Sí, lo sé... y a su vez, en esa fase de meseta se puede reciclar la relación...

- Sí, eso es... Al menos parcialmente, como si la "idealización primera" resurgiera o pudiera volver en forma de ecos. Eso da lugar, a veces, a un vínculo más duradero y donde es el cariño lo que sostiene el sentido. Bueno, he aquí una de las claves posibles del poliamor. En re-aprender a gestionar "los finales" de cada proceso de atracción. Cuando ha habido un acercamiento sexo-afectivo con alguien y luego, tras el ciclo de bajada, se ha podido "re-inventar" al personaje, se puede decir que hay una forma de recuperación amorosa. 

- Realmente, esto del "personaje", no me queda claro...

- Es una forma de evidenciar los mecanismos temporales y las facetas de nuestra identidad. Partiendo de una hipótesis "no esencialista", pensando en lo que somos como un sistema adaptativo, "el personaje" podría ser algo así como la creación circunstancial de un "yo" diseñado "a demanda", a demanda de un contexto dado. Vamos creando personajes todo el tiempo. Quizás, incluso, nos acercamos a ciertas personas y tenemos ciertas relaciones para poder adquirir referentes de construcción. Esas "construcciones identitarias" no son un asunto ornamental, son, en el fondo, estrategias de supervivencia. Me animaría a decir que lo que va guiando el deseo, es la búsqueda de esos puntos de referencia. Después de todo, sin seducción no habría vida. 

- Pero antes te referiste al "deseo" como un tipo de materialidad versátil, creo que dijiste "maleable"...

- Sí, cuando digo que existe una posibilidad de pensar el deseo como el resultado de una emergencia vital (no sólo en el sentido dramático, sino y sobre todo, en el sentido casual) no digo que prevalezca un "deseo natural". En todos los casos, diría que el deseo va montado a una circunstancia eventual, siempre transitoria y ante todo inestable. Intuimos eso, lo comprobamos a menudo, y por eso pautamos estructuras amatorias de previsión. Lo importante es asumir la propia participación en el deseo. Si creemos que el deseo es como un rayo que nos cae desde el cielo, entonces, estaremos abocadas a repetir los recorridos (los juegos de roles) del primer grupo amoroso, o sea, de la familia (no en el sentido biológico, sino pensando en la gente que nos crió). 

- Espera, creo que estamos mezclando un poco...

- Estamos mezclando bastante... 

- (miradas en silencio)... Jajajjajajaah!!... (risas polifónicas)

¿Mejor seguimos después? ¿Tienes café?

- Busca en la cocina, yo salgo a correr un rato...


Hola Cristian...

- Hola, ¿encontraste el café?

Sí, gracias... ¿seguimos?

- Claro, ¿por dónde?

Bueno, tengo un poco la sensación de que, aunque todo el material pudiera ser valioso, hasta ahora, es como si hubiéramos abordado poco ciertas cuestiones que suelen recibir mucha demanda...

- ¿Por ejemplo? 

Los celos, por ejemplo... O las dependencias... No sé, cuestiones como más prácticas...

- Vale, entiendo. Los celos son un "clásico", hablemos de eso...

Bien... ¿qué se hace, entonces, con los celos?

- Creo que el punto, en buena medida, consiste en asumir una carrera de profundidad. Es decir, si se está iniciando una experiencia de apertura amorosa, lo importante es contar con una visión procesual. Donde pueda caber, una y otra vez, la reformulación, la re-lectura y los actos de reparación...

O sea que tras un cierto proceso de entrenamiento, ¿podrían desaparecen los celos?, ¿no?

- No estoy seguro... En verdad creo que los celos siempre están en algún sitio. Podemos, quizás, en el mejor de los casos, aprender a canalizarlos creativamente, soslayando la torpeza del ataque o la autocompasión. 

¿Cómo sería?

- Como dije recién, ante todo teniendo paciencia. Y una cierta actitud de "descentramiento", como si pudieras "salirte" de ti misma para observarte con cierta distancia. Es un ejercicio psicológico que permite desacelerar el ímpetu emocional. Solemos "sobre-estimar" el valor de algunas emociones. Y claro que tienen valor, por supuesto. Pero el punto reside en aprender a aquilatar en tiempo real (o lo más posible en tiempo real) ¿cuánto valen, cuán pertinentes son? 

- ¿Bastaría con eso?

- No, ¡nunca bastaría!! ...Quiero decir, el resorte emocional que nos lleva a celar, está intrincado en el más básico sistema de defensa. Y la identidad no es mucho más que eso, o al menos, esa es su cara más visible, la de ser capaz de resistir ante una amenaza. Lo que pasa es que en la mayoría de los casos, dicha amenaza es sólo una proyección imaginaria. Y cuando es "real" (o sea, cuando celamos a una persona porque expresa interés explícito por otra), también está jugando allí un componente imaginario. O sea, que al rechazo o al abandono (total o parcial) siempre lo estamos magnificando. Porque en última instancia, "la pérdida" es lo que siempre ocurre, lo que siempre ha estado ocurriendo, desde la primera pérdida (me refiero a la "pérdida" de la simbiosis con el pecho materno). 

¿Estás diciendo que la cuestión pasaría por acostumbrarse, o algo así?

- Más o menos... me parece una buena expresión, eso de "acostumbrarse". No podemos dejar de celar (porque no podemos desaprender totalmente nuestros reflejos de auto-protección), pero sí podemos habituarnos a ello, contar con ello, sentir la familiaridad, la escala doméstica de ese temor. Hacerla (a esa emoción) tan cercana, que al fin de cuentas, sólo nos ayude a recordar que algo muy frágil sigue ahí, adentro de nosotras. 

¿Y qué tan lejos se podría llegar por ese camino?

- Bastante, bastante lejos... sí. Es decir, se puede ir avanzando gradualmente y sabiendo que no es un proceso lineal. Pero al cabo de un tiempo, y un cierto esfuerzo, se puede conseguir que el miedo ya no haga ruido. Claro, siempre quedarán otros miedos, pero al menos ese, se puede minimizar. Es como un proceso de "ilustración emocional"...

¿"Ilustración emocional"?

- Sí, es lo que hacemos desde las primeras etapas de nuestro desarrollo. Al principio, siendo bebés, sólo podíamos llorar, y luego hemos ido cultivando los medios, afinando la comunicación, aprendiendo a reconocer lo que necesitamos en cada momento... Todo eso es un proceso de "ilustración emocional". Y cuando ese plano de ilustración emocional madura equilibradamente, junto a un plano de "ilustración política", genial, tenemos a un ser adulto que va atendiendo a sus emergencias internas, emocionales, sin sofocarse, tranquilamente. 

¿Y lo de la "ilustración política"?

- Bueno, digamos que la "inteligencia emocional", en su conjunto, resulta de un compendio de destrezas. Y algunas de esas destrezas tienen que ver con el reconocimiento de lo que estamos sintiendo, con la auto-percepción. Este es el estadío "intrapersonal" de la inteligencia. Es importante detenerse todo lo necesario en este punto. Porque, por ejemplo, una persona podría estar diciendo que "no siente celos", pero, en cambio, se siente "muy enfadada" (o se siente cansada en exceso, o entra en una "euforia competitiva", etc, etc) 

¿O sea que lo primero es mirar muy bien dentro?

- Sí... y tomarse todo el tiempo que sea necesario. Porque los celos, el "miedo al abandono", sabe travestirse con plumas muy variopintas. Luego, identificada la emoción, es preciso reconocer su calibre. Es preciso tratar de advertir si la emoción nos está "resguardando de un gran riesgo" o si sólo es una expresión interna antigua, infantiloide. Hecho esto, surge la emergencia "interpersonal", la necesidad de comunicar. Aquí se pone en juego otra destreza importante, "la expresión". Una expresión proporcionada, acorde a la realidad...

Pero eso de "la realidad"...

- Sí, sí, cuento con que "la realidad" no existe en términos objetivos. La realidad es un terreno de consensos y pactos, un terreno inestable por definición, un terreno apenas estadístico... Pero uso la palabra "realidad" para decir: "una expresión no basada en una montaña de fantasías". Entonces, una expresión proporcionada, acorde a una cierta realidad fáctica, ayudará más. Y si esa expresión, correcta en su escala, se interpreta con "inteligencia política", es decir, con un cierto sentido de la oportunidad, será más fácil construir. 

Dicho así, pareciera que lo reduces todo a un mero "ejercicio práctico"... 

- Son posibilidades... sabemos que nunca hay un único camino, sólo son posibilidades... En cualquier caso, es una manera que no entraña "contra-indicaciones", puede contribuir.

Pero sabes que para mucha gente, el hecho de sentir celos muy intensamente, o el hecho de reconocerse "impulsiva", es algo que tiene que ver con su naturaleza, ¿lo sabes no?

- Claro... de hecho, diría que es así para la mayoría de la gente. Es previsible que lo emocional sea percibido en términos de "cosa natural", me parece bastante lógico. Después de todo, somos la creencia que tenemos de nosotras mismas. Y aunque en esa creencia hay mil componentes culturales, lo que importa es que solemos estar muy acostumbradas a percibirnos así, de esa determinada manera. Supongo que en esos casos, la propuesta de transformación debería llamarse: "Estrategias para la desnaturalización", o algo así...

- ¿Desnaturalización?

- Bueno, da igual, es un juego de palabras, siempre acaba siendo un juego de palabras... Lo importante es que cada persona aprenda a contarse "la película" de una manera que le resulte convincente. Quiero decir, si alguien es "fan" de la naturaleza (fan de concebirse como "entidad natural" por encima de todo), igual se puede decir a sí mismo que ahora su naturaleza busca el cambio, la apertura, no sé... En el fondo, cualquier camino de experimentación es una opción y abre las puertas a la creatividad... Para esto, para las formas del poliamor, no hay (ni debiera haber, creo) ningún decálogo, ningún mapa seguro, ningún gurú iluminado que traiga la "posta"... Y en cambio, sí es valioso compartir las herramientas que nos han ayudado a cada una.

¿Qué es lo que más suele decir la gente, ante la idea del poliamor?

- Muchas cosas... Una de las frases que más escucho es: "Eso es muy difícil... si con una persona ya es difícil... con varias...". Esta es una de las frases estrella. Claro, en verdad, si me pongo en el punto de vista de esas personas, pienso exactamente lo mismo. Es decir, si intentamos imaginar un esquema poliamoroso pero con los valores de una pareja tradicional, lo que surge es un infierno. Un infierno de celos, persecuciones, disimulos, dudas, dependencia emocional, etcétera...

Claro...

- Claro, surgiría todo el horizonte tormentoso del romanticismo más apasionado, pero multiplicado hacia el drama, exponencialmente. Y por supuesto, meterse en ese cuadro... pues... no es algo atractivo. ¡Salvo que se estuviera buscando un deporte extremo o algo así...!! Claro, el punto, más bien, es utilizar el ideario del poliamor, pero como una manera de revisar todo. Lo que creemos ser, cómo nos comportamos, qué se supone que sea el amor... en fin, todo. Es como tomar el poliamor como un proceso de "crecimiento personal", ni más ni menos. 

Te estás metiendo mucho con el Romanticismo...

- Sí, lo sé... Como te dije antes, es una cuestión de palabras, uso mucho la expresión porque ayuda a visibilizar un modelo que es mayormente pernicioso, y que mete mucha presión social. O por ejemplo, estoy utilizando casi en todo momento, la palabra "poliamor" (para englobar las modalidades no monógamas, así en general). Y lo hago por una cuestión de estrategia, porque es una palabra cuya sonoridad recoge inmediatamente el concepto. Sin embargo, en la práctica, e hilando más fino, me siento mucho más cerca de la "anarquía relacional". 

Con lo del "Romanticismo", me vino un cuadro a la cabeza... un paisaje muy difuminado...

- Fue un movimiento cultural muy importante. Gran parte del "malditismo" de las vanguardias (de la primera mitad del siglo veinte), fue influido por El Romanticismo. La idea de tener una vida corta pero intensa, la idea de potenciar las pasiones por la vía del desenfreno. Ese folklore dark, esa seducción por la muerte, por el caos, por lo incontenible... Esa manera de pensar en los fenómenos naturales como impregnados con emociones humanas... en fin, no se puede decir que le faltara "color". Ahora que lo pienso, es lo más parecido al "grunge". Cuando "Nirvana" todavía no había editado nada, el subidón pasaba por este "Romanticismo"...

JAajajjajaajajjh... 

- Claro, fue un movimiento cultural de oposición al Neoclasicismo. Y como cualquier movimiento, es interesante y nos facilita una visión del mundo, una visión más. El problema es cuando, habiendo heredado parte de aquellas pautas, nos quedamos encerradas y sin alternativa. Mola vivir "enamoramientos desesperados" (al menos puntualmente). O puede molar sentir "nuestras emociones más agitadas, más violentas". O coquetear con lo místico, con lo exótico, con el misterio... Todo "puede" molar, y creo que la vida más rica, es la que se mueve con agilidad a través de los diferentes códigos. 

- A ver, dime algo que te guste mucho del Romanticismo...

- La "pintura del Romanticismo" me gusta, la iluminación "no naturalista" de aquel concepto visual, por ejemplo. Pero por decirte algo que tenga que ver directamente con este tema... Mira, del Romanticismo heredamos la idea de la elección del amante, y eso es guay (y muy importante). La literatura romántica era muy "emo" (valga la licencia). Pero también desarrollaba la idea de que los amantes se podían elegir "libremente" (y además, que luchaban por defender la singularidad de su elección). Más allá de que esto siempre acababa en dramones gore, al mejor estilo "Tarantino", la promoción de ese concepto es interesante. 

Vaya, no lo había pensado así... claro, esa noción está ahora muy normalizada...

- Bueno, el poliamor es esa noción, pero con varias personas a la vez...

Jajaajjajajajajah... (risas al unísono)

Vale, voy viendo más clara la visión panorámica del poliamor... 

- ¡Eso es!! ...sin querer, has dicho una palabra muy ilustrativa, "Panorámica"... De eso se trata, de abrir el encuadre de la vida y ver más. De ver más y aceptar más. De aceptar más e integrar más...

Ya, pero por esa vía, acabaría saturado, ¿cuándo se puede recorrer?, ¿qué tan amplio puede ser el horizonte afectivo de una persona?

- A ese límite lo va eligiendo cada cual en cada momento. Cada persona va elaborando su particular "tetris" amoroso. Es más, creo que cabe, incluso, el llevar una vida relativamente solitaria... Bueno, en concreto, yo me siento un poco solitario, pero a la vez, me voy abriendo a indagar...

Algo no me cuadra...

- Quizás sea porque te estás representando la situación en términos convencionales, de cara al uso del tiempo, quiero decir. ¿Puede ser?

- Puede ser...

- Claro, pensando en la cantidad de tiempo que se suele compartir en una relación afectiva promedio, no cuadra, es un hecho. No cuadra porque la demanda acabaría siendo tan alta que sólo podría dar lugar a un esquema insostenible, es cierto. Pero si se replantean los tiempos, si se reestructurara todo de tal forma que la demanda se redujera considerablemente, entonces sí es posible. 

Pero esa reducción de tiempo compartido podría restar calidad...

- Es una cuestión de "sensibilidades"... quizás, para algunas personas sí y para otras personas no. Lo bueno es que todo es susceptible de ser expuesto en una mesa de negociación, porque se puede partir desde una actitud "de-constructiva" (en relación a las inercias culturales). El hecho es que cuando se vive una relación convencional, "monógama por defecto", digamos, se da por descontado que las partes implicadas desean estar la mayor cantidad de tiempo posible juntas. Y si una de las partes no actúa en consonancia, sobreviene la frustración o la sensación de abandono. Bueno, este es uno de los engranajes que se pueden desactivar a través de la práctica del poliamor. 

Vale, veo la diferencia... Pero en esas "negociaciones" también estará presente la frustración, supongo... A veces, me parece que hablas como si pasando a la frontera del poliamor, todo fuera de color rosa pastel...

- Okey... entiendo que pueda parecer eso, pero no es la idea. En verdad estoy haciendo el mayor esfuerzo posible por pronunciarme de la manera más equilibrada que encuentro. Con realismo, quiero decir, sin ánimos triunfalistas, sin tanta brillantina. Mira, justo antes hablábamos de los movimientos culturales, pues bien, al "Romanticismo" le sucedió un movimiento antitético llamado, precisamente, "Realismo". 

¡Cierto!!

- Y sí, concretamente, por supuesto que la frustración está también aquí, en los experimentos poliamorosos. No podría ser de otra manera, frustrarnos es algo humano. Te diría más, en estos ámbitos, y sobre todo, en las primeras etapas de experimentación, la frustración podría llegar a ser mucho mayor (comparando con escenarios convencionales). Lo cual es lógico, porque muchas cosas van ocurriendo por primera vez. Y al principio no hay muchas herramientas. Yo creo que una de las claves, reside en considerar que "todo es un éxito"...

A ver...?

- Eso, que cuando hay cambios en una relación, solemos sentir que algo ha fracasado. Como si fuera posible mantener siempre y de la misma manera el interés de los primeros tiempos. Entonces, cuando hay un cambio (de intensidad, de frecuencia, lo que fuera), puede ser bueno pensar que "todo ha sido un éxito". O sea, hacer foco en lo maravilloso de haber coincidido con alguien en algún momento, y no hacer foco en algo tan previsible como el cambio de dirección. 

- ¿Quieres decir que las relaciones no duran?

- No, quiero decir que dure lo que dure cada relación, siempre hay cambios. Cambios de humor, de curiosidad, de apetito sexual, etcétera... La cuestión es normalizar los cambios, esperarlos tranquilamente, disfrutarlos incluso. Si el juego político del amor tiene que ver tanto con la supervivencia, como con la búsqueda de nuevos referentes de aprendizaje, entonces podemos celebrar siempre el hecho de poder seguir aprendiendo... Cada transformación, cada pérdida (parcial o total), es un nuevo capítulo de aprendizaje...

- ¿Es como minimizar las consecuencias emocionales del rechazo?

- De alguna manera, sí. Si vamos a actuar en marcos dinámicos de atracción, será preciso ejercer la asertividad. Y la asertividad trae cuotas mayores de rechazo (especialmente si comparamos con una pareja monógama, donde prima el "tratar de coincidir", incluso a disgusto). Siempre habrá heridas, el juego de las atracciones abre heridas, eso no es algo que podamos elegir "no hacer" o "que no nos hagan". Salvo, claro, que nos escondamos bajo la cama, pero asumo que esa no es una opción sana para nadie. Excepto que se trate de rachas temporales de "retiro", eso sí me parece completamente sano y necesario. 

¿Y la información, cómo circula la información?

- Eso ya depende de los pactos específicos. En algunas relaciones se refuerza la idea de contar "lo que va ocurriendo" con otros vínculos. Y en otras relaciones, pueden regir pautas distintas, quizás más cercanas al "derecho a la privacidad". No hay una norma única, y por suerte no la hay, porque así se pueden ir ajustando las necesidades en cada caso. A veces, el elegir la pauta de "contar todo", puede suponer más sensación de seguridad, pero, personalmente, creo que es un poco ilusoria esa seguridad. 

Explícate...

- Digo que si se quiere buscar un marco poliamoroso, se está asumiendo, directa o indirectamente, que las personas que nos gustan estarán participando en diversos juegos de atracción. El pretender que la persona querida tenga que contar sus "andanzas", es un poco como echar mano de una herramienta antigua, que valía para la monogamia. Además, podría resultar pesado el tratar de "mantener al día" (a alguien) de todo lo que nos va ocurriendo a nivel interno. Sin tener en cuenta el "factum", la materialidad de las experiencias, ya sólo con el plano fantasioso, tendríamos para escribir una novela cada dos semanas...

- Ahjá...

- Aunque lo más importante, para mí, sobre el tema de las informaciones, es que la posición de "contarlo todo", es tendente a la infantilización. Por eso no prefiero esa pauta, porque desde ahí se normaliza el tener que dar explicaciones. Y creo que entre personas adultas, las explicaciones pueden caber, pero sólo como algo muy excepcional. Creo que el derecho a la privacidad debe primar. Es la manera en la que cada persona se responsabiliza de lo que hace. Si pensamos en "la información" como "cúmulos de poder", entonces, cada persona debe asumir el poder de sus acciones. Dar información, por esta regla de tres, es "dar poder", pero en el sentido de no saber asumir el propio poder (el poder que se mueve en nuestro fuero íntimo). Y además, el hecho de saber que algo que fuéramos a vivir, luego "debería" ser contado, ya puede modificar el comportamiento. 

Pero entonces, ¿nadie se contaría nada?

- No, no... Claro que habría relatos, todo tipo de relatos, y un uso discrecional de las informaciones privadas. Lo que no habría (o creo que no tendría que haber) es una pauta obligatoria de cara a "dar explicaciones". Esto es una posición estrictamente personal, existen otras opciones (ya lo señalé antes), pero creo firmemente en este criterio. 

Bueno, para mucha gente, la honestidad es muy importante...

- Claro, y esa importancia, precisamente, es la que me motiva. Creo que la honestidad surge como un acto volitivo, sin cepos. Creo que surge más y mejor cuando no existe un condicionamiento previo. Lo otro, lo de "contarse todo" por defecto, es algo más parecido a un "mercado de inseguridades" (donde gobierna el "cuéntame para que pueda confiar"). Bajo ese régimen, las informaciones siempre serán sospechosas, previsiblemente. ¿Cómo va a surgir la compersión dentro de un marco obligatorio?

¿"Compersión"?

- Sí, es una de estas palabras nuevas que nos permiten enriquecer el léxico "poli". La "compersión" es la capacidad de hallar gozo a partir del bienestar de otra persona. O más específicamente: La capacidad de encontrar muy grato el hecho de que una persona querida, experimente felicidad junto a otra persona. 

Guauuuu... ¡Eso sería equivalente a acabar con todas las paranoias del mundo!!

- Sí, por eso es algo tan grande... En dos palabras: diría que es la "madurez emocional". 

¿Pero tú crees que realmente se puede llegar a ese punto?

- Claro, desde luego, pero es un proceso, ya hemos abundado en la necesidad de ser pacientes... 

Pero... insisto: ¿tú ves a las personas en ese punto?

- Yo veo un trabajo en equipo... Y veo que ese trabajo no le puede hacer mal a nadie. Por lo demás, ¿en qué punto está cada cual? En algún lugar de un camino personal, ofreciendo lo que pueden en cada momento. No hacemos más que lo que podemos, y con un poco de ayuda mutua, eso suele ser "suficiente". La vida también va de aceptarnos más allá de las idealizaciones.

-Vale, imaginemos ahora que alguien está leyendo esto y que se pregunta sobre "cómo llegar a estas experiencias", ¿qué le dirías?

- Lo primero que le diría, es que mire a su alrededor, lo más probable es que ya esté formando parte de una suerte de red afectiva. Porque suele ser así, lo que pasa es que a esas redes solemos llamarlas "amistad", por ejemplo. En cualquier caso, la vía es la "visibilización", si hacemos visible nuestro deseo, podemos encontrar más o menos afinidad en el camino. Pero si nunca hacemos visible nuestra inquietud, con seguridad no hallaremos un puerto de llegada. 

¿Y cómo se podría hacer eso?

- Ahí está la creatividad de cada cual. Pero vamos, hablo de cosas de sentido común, hablo de propiciar el tema, de dialogar de esto cada vez que resulte oportuno. Ahora, cada vez más, hay publicaciones "on line", hay mucho material (y hay material pobre, también), pero se puede buscar. Y además, se puede asistir a un coloquio que se titula "Re-inventando el amor"...

JAJajajjajajajah... ¡ya!!

- Y por último diría que es importante pensar en todo esto, pero también "desde el cuerpo". Quiero decir, que las charlas son muy importantes, pero también es importante la información que nos puede llegar a través del cuerpo. Por ejemplo... Imaginar y propiciar todo tipo de juegos corporales, sin pensar en si las personas implicadas te gustan "total y absolutamente". O sea, soltar un poco las amarras, flotar un rato, flotar sin rumbo aparente... 

Así de fácil...

- Sí, ¿por qué no? Mejor que sea fácil... Imagina una reunión, en una casa, por ejemplo, y un grupo de personas de buen rollo... Y en un momento determinado, alguien dice: -"Qué os parece si bajamos la luz, ponemos una música tranqui, y nos acariciamos un rato entre todes?" ¿Te imaginas lo sanador que sería? ¿A cuántas personas les falta contacto? El contacto corporal es un alimento... 

Eso despertaría muchas alarmas, alarmas y prejuicios...

- Sí... bueno, trabajar los prejuicios es parte del asunto... Si el contacto, ese alimento, tuviera que provenir exclusivamente de una pareja. ¡Qué condena para tanta gente, no!? Pensemos en la cantidad de personas que no tienen pareja. Y en la cantidad de personas que sí tienen pareja estable (e incluso que han formado una familia) pero que ya no tienen atención desde el punto de vista del contacto. Hemos perdido la escala tribal de la vida humana, y de eso va un poco el poliamor... 

Vale... pensando en ir cerrando el diálogo... ¿Qué cosa te gustaría decir?

- Uhmm... no sé... ¿Cuánto tiempo tenemos?

JAJAJajajjaajajjah... ahora ya poco, todo lo que no haya entrado aquí, se podrá desarrollar en el coloquio...

Ok, me despido, entonces, con unas palabras sueltas: Autoestima, soledad, salud... Soberanía psíquica, autodeterminación... Autoestima sexual, sexualidad grupal... Sexo sin genitales y sexo de cachorros... Afinidad, seguridad... búsqueda de seguridad e incertidumbre... Desencuentros, paciencia, paciencia... Asertividad, rechazos, paz... Cuerpos, piel, aprendizajes... Ayuda mutua... Política y amor... amor y curiosidad... Curiosidad y heridas... Heridas y madurez... Madurez y tranquilidad...

Gracias Cristian, ha sido una buena entrevista, nos vemos el domingo...

- Gracias... ehmmm... ¿cómo es tu nombre?

Soy una voz prestada, soy como varias voces imaginarias... Soy los pedacitos de todas esas personas con las que has ido cooperando de algún modo. Buena suerte... Chau!

Gracias... 



Condiciones:


Si quieres enriquecernos con tu presencia, es necesario que envíes un mail indicando tu nombre completo y tu intención de participar a la siguiente dirección: cristianyapur@yahoo.com.ar

Debes tener en cuenta que el aforo será limitado y que las inscripciones se realizarán "por orden de llegada". Por lo tanto, responder con cierta prontitud será la mejor manera de asegurarte la plaza.

Si habiéndote apuntado, te surge un imprevisto y no puedes asistir, te pido encarecidamente que lo expreses, así otra persona podrá aprovechar tu lugar. Te lo pido por favor, avisa con la mayor antelación posible. 

El acto de solicitar la participación es intransferible, es rigurosamente personal. Es decir, no inscribas a otras personas, en todo caso pasa la información y que esas personas actúen por sí mismas.
Ahhh... y además, ten en cuenta el traer una botella de agua y frutas o frutos secos (o lo que quieras) para compartir una merienda breve a mitad del coloquio. 


Muchas Gracias por tu interés...