Página en Facebook

Hemos creado una Página en Facebook de El Librerío. Allí se publicarán automáticamente las entradas y comentarios del blog. Así que si la visitas y pulsas  Me gusta , recibirás avisos de todo lo que aquí aparezca... ¡Únete a El Librerío!

Co-dependencia emocional

Coloquio: "Co-dependencia emocional"

Dónde? Atención!!! cambiamos de "casa", estaremos en La Tetera, en Calle Carniceros 15 -Bajo (Barrio Velluters) Valencia. 

Cuándo? el Domingo 22 de Noviembre de 2015, a las 17:30 horasEl encuentro podrá extenderse durante varias horas, hasta la noche, pero cada persona se podrá retirar cuando lo considere oportuno. (No es necesario haber asistido a los primeros coloquios para poder apuntarse).

Para quiénes?  Este es un EVENTO GRATUITOabierto a todas las personas que tengan ganas de construir un "espacio protegido y confidente". El respeto y la actitud integrativa serán nuestras pautas basales. 
Qué haremos? Nos sentaremos en círculo y compartiremos un diálogo grupal. Vamos a hablar desde la propia emoción, desde la propia experiencia, confiando en que la "escucha" que nos recibe es una escucha implicada y comprensiva. 

Perspectiva: Esta será la reunión número 24. Cada persona puede asistir, dejar de asistir y volver a asistir cuando lo desee. En todos los casos, lo interesante es dejar abierta la posibilidad a que cada persona elija, según su ritmo y sus propios movimientos internos, la manera de involucrarse en este proceso.    

Estaremos sentadas/os durante un cierto tiempo, así que ven con ropa cómoda... Puedes traer un cojín para poner sobre la silla. Y si quieres, también puedes traer unos calcetines gorditos (o dobles) para poder descalzarte y no tener frío en los pies. Con el cuerpo reconfortado, sentimos y pensamos más felizmente...


Reflexión: 

Se acerca un nuevo domingo "coloquial", y esta vez, además de nuevos relatos, nos espera una nueva casa, porque muy amablemente, "La Tetera" nos abre sus puertas (GRACIAS a todas esas Tetas de la Tetera!!). Y a efectos de continuar con nuestro rico proceso de seducción grupal, esta vez nos propondremos la excusa de hablar sobre "Co-dependencia emocional". Un poco, también, al hilo de nuestro anterior eje temático, "Los Celos". 

Sería interesante empezar por puntualizar que cierto grado de dependencia representa la normalidad. Y que, a su vez, la "normalidad" no es otra cosa que un umbral de "acostumbramiento cultural" (social e históricamente condicionado). Partiendo de aquí, diremos que todas las personas somos dependientes y que incluso, algo relativo a nuestra condición existencial, nos pone en la tesitura de la interdependencia (especialmente, de cara a la auto-preservación). 

¿Cómo podemos identificar un alto grado de dependencia en nosotras? Bueno, toda vez que nos encontremos "demasiado pendientes" de una decisión ajena. Siempre que nos observemos "dudando en exceso" con respecto a nuestro propio criterio. O cuando experimentamos un tipo de identificación muy estrecha (sospechosamente estrecha) con alguien (y lo atribuimos a la coincidencia o a los designios del amor). 

Las formas de la co-dependencia tienen un sinfín de anatomías conductuales, sobre todo porque los criterios individuales "suceden" a los "criterios colectivos". Es decir, creamos, o mejor dicho, vamos creando nuestro sentir, a partir de dinámicas de interacción social. De modo que, mirando desde una perspectiva "primigenia", nuestro "centro emocional" (nuestro criterio más personal, nuestra sensibilidad), siempre es "tierra robada", siempre es un terreno apropiado. Y dichos procesos de "apropiación" suelen ser complejos, dinámicos y contradictorios. 

Afortunadamente, tenemos la posibilidad de ir entendiendo, a lo largo de la vida, que cada persona es, básicamente, OTRA PERSONA. Y de esto va todo, o casi todo. De advertir a tiempo, en tiempo real (sobre la marcha de las gestualidades), cuándo estamos poniendo (entre la otra persona y nosotras) un telón de "fantasías". Este telón, hasta un cierto punto, es inevitable, porque los seres humanos no paramos de contarnos "cuentos" en relación a todo lo que parece existir a nuestro alrededor. 

Pero claro, si el "telón" en cuestión (el cuento) es un velo que colorea sutilmente, a modo de recurso fotogénico, vale, bien, estaríamos ante un grado asumible de distorsión de la realidad. Muy en cambio, si en nuestro mundo se cuelan "ídolos" con facilidad (si el "telón de fantasías" es como un bastidor de excitaciones tecnicolor), entonces, antes o después estaremos abocadas a un proceso de frustración importante. En otras palabras, la "independencia emocional" (en términos puros) no existe, pero sí podemos observar, valorar, regular y finalmente intervenir sobre nuestros reflejos de dependencia, a efectos de aprender a moderarlos. 

¿Y cómo se construye una psique con altas cotas de dependencia emocional? Es fácil, muy fácil. Tome usted a un ser humano, cójalo preferentemente a una edad temprana, y eduque a esa persona con ejercicios de ANULACIÓN sistemática. Hay muchas maneras de anular y todas la personas hemos recibido algo de "eso". Ya sea en nombre del progreso capitalista, o en nombre de algún dios de turno, o en nombre de los valores cívicos, morales, o "de clase", etc... En definitiva, en nombre algún paradigma de integración y asimilación social. La socialización es una forma de anulación pero con "promesa de premio" al final del camino (por ejemplo, el "sentido de pertenencia", para seres tan gregarios como los humanos, representa toda una recompensa).

Imaginemos, así como para acortar camino, lo que significa la construcción activa de los géneros (según el esquema binario aún vigente). Llegar a "Ser Mujer" (por ejemplo) representa el cumplimiento de toda una saga de ítems asociados a anular ciertos comportamientos. De hecho, entre las prescripciones que cifran el estándar "Mujer", se contempla el aprender a expresar un alto grado de dependencia emocional. Y del "éxito" de este adiestramiento, se desprende toda una corriente de "corazones rotos", inexplicablemente rotos e irreversiblemente rotos. 

Una persona, cualquier persona, debidamente anulada, si no traba a tiempo un pacto de amor consigo misma, caerá y recaerá en las arenas densas de la dependencia. El problema, entre otras cosas, consiste en que acabamos aprendiendo que el amor es un deporte donde la marca perseguida se mide en "unidades de dependencia". Y por supuesto, por esta senda, quien consiga la "mejor marca", estará (idefectiblemente) en el pasillo de la AUTO-NEGACIÓN. 

Si tras una crianza predominantemente "anuladora" (fruto de las carencias, la falta de cuidados o la incontinencia afectiva) (o fruto de una "sobre-protección", que es también la otra cara de la "anulación" individual), decía, si tras una crianza "no basada en la escucha y la negociación", saltamos al mundo del amor romántico, hallaremos el formato perfecto para escenificar en bucles el tiovivo del "YA NO ME QUIERES COMO ANTES". El amor es un ESTADO DE ATENCIÓN, no debemos olvidarlo... y no debemos olvidar que dicha atención tiene por objeto el aprendizaje, el ensayo o la mera experimentación. Es decir, a veces necesitamos "desatender" para ampliar el espectro de variables en la ecuación. 

Que seamos capaces de rodear todo lo que vamos viviendo con un halo portentoso de palabras grandilocuentes, no significa mucho más que eso. O sea, que somos bichos hablantes, ruidosos, y que "hacemos palabras" para hacer acuerdos (para hacer el amor y las alianzas del sostén recíproco). Pero buena parte de esos acuerdos se basan en un presupuesto teórico cuyo punto de partida es el miedo, se basan en una idea de "continuidad y permanencia" demasiado ortopédica. Y podemos optar por el cumplimiento de esa ortopedia, aduciendo fidelidad a un ideal, por ejemplo, pero en tal caso, iremos pagando cuotas (cada vez más altas) de "desmotivación". 

Quizás no es que ya "no querramos tanto a alguien", sino que estamos necesitando DISPERSAR NUESTRA ATENCIÓN para ensayar un nuevo escenario de pruebas. Eso es la vida, psicológicamente hablando, la vida es un entrenamiento hacia la complejidad, sin más. La rigidez y el inmovilismo reducen el "Yo", lo secan, lo vuelven frágil. Esa idea que vamos teniendo sobre nosotras mismas (el "Yo"), si es más difusa, más amplia, más vaga, más húmeda, más porosa, más indefinida, y a la postre, más abarcativa y blanda, podrá contener experiencias y soluciones más versátiles. Soluciones de vida, soluciones de satisfacción. 

Amar, la capacidad de sentir amor, es un talento que nos mueve hacia el aprendizaje, hacia lo diverso, hacia la complejidad. Obviamente, el amor no es alguien en particular. Solemos confundir la creatividad con las expresiones circunstanciales de un ensayo determinado. Así como solemos tener más miedo del que necesitamos realmente. Dependemos porque hemos asumido que amar es completarnos en la "otredad". Y aunque esto puede ser así en un momento dado, en verdad sólo forma parte de un MOVIMIENTO TEATRAL INCONSCIENTE. 

Nos suele parecer fácil identificar otras dependencias como dañinas, a las drogas, por ejemplo. Sin embargo, estableciendo una escala comparativa, la dependencia emocional es una "sustancia" mucho más severa. Las horas, la ansiedad, las esperas frustrantes, los maltratos, los gestos de auto-negación... El hecho de pasar el día esperando un mensaje de aprobación, o la adicción a las redes sociales. El hecho de dejar de asistir a un sitio sólo porque alguien en particular no tiene interés por acompañarnos, etc, etc... La dependencia emocional es la verdadera madre de todas las dependencias.

¿Y cómo podemos remover la dependencia? Podemos operar sobre ella, identificándola, poniéndole nombre, haciéndola visible a través, por ejemplo, de las palabras. Buscando representarla, actuándola, burlando su lógica (su aparente lógica de seguridad afectiva). Debemos saber que la dependencia nunca es unilateral, sobre todo si "funciona" a mediano y largo plazo en una relación. Así como no podría existir una "psicología individual" (ya que la individuación es el producto de unos vectores de presión estructural), tampoco es viable pensar en la dependencia como un asunto individual (aunque a efectos terapéuticos pueda nombrarse bajo este canon). 

Así como toda PSICOLOGÍA, en última instancia, es SOCIAL, también podría decirse que ciertas "patologías" no son otra cosa que el reflejo de un "orden comunitario" insostenible (que se expresan en el ámbito de lo individual, pero no por ello son propiamente individuales). Concretamente, si en una pareja, por ejemplo, una de las personas expresa mucha dificultad (un alto grado de dependencia emocional) y la relación tiene ya un cierto recorrido (en términos de tiempo compartido), debe considerarse que la dependencia, en ese caso, es un asundo relacional, necesariamente. 

Desde otro ángulo, esto viene a significar que si nos encontramos en un vínculo afectivo de mediano o largo recorrido temporal, y la "otra persona" expresa dependencia de manera estructural, debemos considerar que nosotras estamos tan afectadas como esa "otra persona". Explícitamente: que somos tan dependientes como esa persona. Sólo que, en la división tácita de roles, es la "otra persona" quien asume la portavocía del esquema patológico. Y por inducción, así es como debe pensarse, en general, ante cada expresión individual, siempre que esa expresión haya podido CONSTITUIR UN SISTEMA de funcionamiento a través del tiempo.

Es por ello que se habla de "Co-dependencia emocional" y no simplemente de "dependencia". Porque si un comportamiento tendente a la dependencia halla su nido de contención (y eso pervive durante un cierto tiempo), la dependencia se vuelve "co-dependencia" (aunque muy posiblemente, dentro de la pareja exista una consciencia común -y un discurso- muy diferente al respecto). 

Bien... nos espera un domingo de confianza, intimidad y escucha sensible... Y como siempre, nos vamos a cuidar...

Con el ánimo de remover todos los rincones de nuestras dependencias, nos veremos (y sobre todo, nos sentiremos) en breve... SALUD!



Condiciones:

Si quieres enriquecernos con tu presencia, es necesario que envíes un mail indicando tu nombre completo y tu intención de participar a la siguiente dirección: cristianyapur@yahoo.com.ar

Debes tener en cuenta que el aforo será limitado y que las inscripciones se realizarán "por orden de llegada". Por lo tanto, responder con cierta prontitud será la mejor manera de asegurarte la plaza.

Si habiéndote apuntado, te surge un imprevisto y no puedes asistir, te pido encarecidamente que lo expreses, así otra persona podrá aprovechar tu lugar. Te lo pido por favor, avisa con la mayor antelación posible. 

El acto de solicitar la participación es intransferible, es rigurosamente personal. Es decir, no inscribas a otras personas, en todo caso pasa la información y que esas personas actúen por sí mismas.
Ahhh... y además, ten en cuenta el traer una botella de agua y frutas o frutos secos (o lo que quieras) para compartir una merienda breve a mitad del coloquio. 


Si te apetece, puedes reenviar esta invitación (pero de manera muy puntual, no masivamente).

Muchas Gracias por tu interés... 

Los maravillosos Kimchi Cuddles ¡en castellano!

Hace algún tiempo, Tikva Wolf, la autora de los maravillosos Kimchi Cuddles, me dio permiso para traducirlos al castellano. Los iré poniendo aquí y también en la web de El Librerio que está aún por terminar pero ya tiene bastante material... :-)
¡Disfrútenlos! ¡Allá va el primero!

Configuraciones amorosas diversas

Invitación a un coloquio que se realizará próximamente:

"Configuraciones amorosas diversas"



Dónde? en Ca Revolta, en calle Santa Teresa, 10 –Bajo. Valencia

Cuándo? el Domingo 11 de Enero de 2015, a las 17:30 horasEl encuentro podrá extenderse durante varias horas, hasta la noche, pero cada persona se podrá retirar cuando lo considere oportuno. (No es necesario haber asistido a los primeros coloquios para poder apuntarse).

Para quiénes?  Este es un EVENTO GRATUITOabierto a todas las personas que tengan ganas de construir un "espacio protegido y confidente". El respeto y la actitud integrativa serán nuestras pautas basales. 
Qué haremos? Nos sentaremos en círculo y compartiremos un diálogo grupal. Vamos a hablar desde la propia emoción, desde la propia experiencia, confiando en que la "escucha" que nos recibe es una escucha implicada y comprensiva. 

Perspectiva: Esta será la reunión número 19. Cada persona puede asistir, dejar de asistir y volver a asistir cuando lo desee. En todos los casos, lo interesante es dejar abierta la posibilidad a que cada persona elija, según su ritmo y sus propios movimientos internos, la manera de involucrarse en este proceso.    

Estaremos sentadas/os durante un cierto tiempo, así que ven con ropa cómoda... Puedes traer un cojín para poner sobre la silla. Y si quieres, también puedes traer unos calcetines gorditos (o dobles) para poder descalzarte y no tener frío en los pies. Con el cuerpo reconfortado, sentimos y pensamos más felizmente...


Reflexión: 

Bueno, enero ya está aquí, y eso significa que por segunda vez hemos completado el recorrido anual. En enero de 2013 celebramos el primer coloquio y así -como jugando- ya han pasado dos años. La iniciativa coloquial supo nacer al calor de unas reflexiones muy específicas. Sentadas en torno a una berenjena rellena, hablábamos sobre el amor, sobre la manera en que solemos vivir el amor. Y de aquel hilo de palabras, que una de nosotras tituló "Crítica de la monodieta sensual y afectiva", surgió la primer convocatoria. 

Como si de un ritual colectivo se tratara, nos fuimos encontrando puntualmente cada mes, para seguir estirando aquellos primeros hilos de conversación grupal. Y del buen hábito, fue surgiendo la consciencia de que, en parte, nos aglutinaba una inquietud común (digamos, unos ciertos ejes temáticos) pero que lo más importante era (y es) la manera de dialogar. Y finalmente fue el ejercicio cívico de escucharnos lo que acabó propiciando una amalgama de calidades óptimas. 

Entonces, aquella máxima que dice "Forma es contenido", supo cristalizarse en cada encuentro. Después de todo, la mejor manera de hablar de amor, es hablar amorosamente. El hecho de poder compartirnos sabiendo que no seríamos interrumpidas, ha contribuido a crear un marco de comodidad. Asimismo, el hecho de poder abrir una ventana hacia nuestro paisaje interior, pero teniendo la certeza de que quien nos escucha lo hace para servirse las porciones de la comprensión (y no del juicio valorativo), ha facilitado la integración de subjetividades eventualmente divergentes. 

Dado que enero nos halla en coyuntura de aniversario, nos proponemos un homenaje al espíritu originario del coloquio. Es por ello que el tema va de "Configuraciones amorosas diversas". También podríamos llamarlo "Amores y sexualidades: hacia una visión pluralista", o "Identidades amorosas en tránsito", o "Amantes sin fronteras"... etc. El objetivo es visibilizar el hecho de que hay vida (mucha vida!) fuera del modelo monogámico. La monogamia (pautada como un contrato consciente) es, por supuesto, una forma perfectamente válida de experimentar el amor. Pero no siempre ocurre así.

Lo inquietante es que por una cuestión de presiones socio-estructurales, las personas suelen asumir (por defecto y sin mediar mayores consensos adaptativos) que el amor es como aquello de subirse a un tren que funciona con ley propia. Y claro, el amor, cada vínculo, no sigue realmente un camino único, ni lo hace de manera "automática". O sea, que cada nueva relación supondría, desde una perspectiva saludable, la construcción (en presente continuo) de pautas específicas, temporales, flexibles y personalizadas. La actualización de las necesidades y las expectativas, si no se practica en tiempo real, da lugar a permanentes desajustes entre lo que se dice y lo que se siente. 

Existe un vasto universo de representaciones en torno al mito del "amor para toda la vida", "la media naranja", "las almas gemelas", "el príncipe azul" y un sinfín de figuras estereotipadas que pretenden idealizar lo que "debería" ser el amor. La presencia tan popularizada de este "Tótem romántico" genera, como se indicó antes, una presión muy negativa y de escala cultural, estructural. Poco sabemos aún sobre el grado de influencia que tiene la atmósfera social sobre nuestras consciencias. Pero es estadísticamente observable que lo individual (lo personal, lo privado) sucede, es fruto o consecuencia de un complejo proceso de codificación cultural. 

Dicha programación asegura la continuidad de todo un sistema de vida. Y ese sistema, a su vez, desarrolla mecanismos de control que se entrelazan convenientemente. La heteronormatividad y su deriva misógina es una de las caras del poliedro. La propiedad privada y la distribución sexista del mundo laboral es otra. También cabe allí la exaltación idealizada de la familia nuclear como unidad de consumo y producción. Se trata de un tipo de unidad que tiende a la atomización y al aislamiento. Y por supuesto, toda la estrategia arquitectónica y urbanística atienden también al mismo modelo relacional, a saber: la hegemonía del binomio amoroso excluyente. 

En este punto, es oportuno explicitar que no se trata aquí de crear falsas dicotomías. La pareja monogámica no es un problema, es una opción tan lícita como cualquier otra. Lo importante es poder elegir, sortear conscientemente la presión social (antes mencionada) y discurrir a través de todas las aguas que nos puedan ofrecer algún aprendizaje. La "monogamia obligatoria" se basa en una concepción intrínsecamente culposa de la consciencia humana. El pensamiento religioso, tan tendente a la infantilización, ha sabido abundar en esta dirección, la de la culpa inherente, esencial.  

Tener una visión "esencialista" de la propia identidad es -como mínimo- restringente (porque nos aboca casi necesariamente hacia alguna forma de rigidez), pero si además esa esencia está imbuída en culpabilidades primigenias, tendremos un cerco muy cerrado. Después de todo, nuestra identidad, esa cosa tan sagrada, no es mucho más que un espacio conceptual inducido. Hemos sido inducidas ambiente mediante, así que no suele ser algo de lo que seamos demasiado conscientes. No obstante, como personas adultas, podemos elegir qué posibilidades nos otorgamos, a manera de regalo. 

Se podría decir: "Qué tipo de relación deseas y te diré qué piensas de ti misma/o". Nuestro concepto de "amor" es algo así como una extensión de nuestra creencia auto-referencial. Pensamos el amor con la misma vara que mide lo que creemos ser. Y claro, creemos ser, en buena medida, lo que un cierto proceso de socialización ha podido señalar a través de unos mecanismos de gradual acostumbramiento. En términos rigurosos, no podemos saber, por su complejidad, qué es y cómo se estructura la identidad. Pero sí podemos observar, en cambio, cómo influyen los diferentes contextos de desarrollo personal. De aquí, a decir que el "Yo" es un espacio de "fuerzas encontradas", algo así como un juego de vectores dispuestos circunstancialmente, hay poco tramo. 

Si las fuerzas que han ido estructurando nuestra creencia del propio Yo, nos han puesto mayormente en la tesitura del "Yo amenazado", nuestra concepción del amor será más bien acotada. Es decir, experimentaremos el amor como un espacio potencialmente inseguro y tendremos la tendencia a preferirlo con pautas de clausura. Dado que todas las personas, sin excepción, hemos experimentado cúmulos de frustración y abandono (temprano o tardío), aquello (el fantasma de la amenaza) nos toca a todas de alguna manera y con algún gradiente de intensidad. 

Sin embargo (y a través de un proceso de auto-distanciamiento terapéutico), también podemos elegir tener una "mirada" desde la abundancia sexual y afectiva. No sabemos en qué medida cambia nuestra realidad cuando ponemos la abundancia en nuestra mirada, pero sí sabemos que si la abundancia no está allí, en nuestra propia manera de mirar, no podremos asumirla aunque exista de hecho y del modo más flagrante. Quizás, lo que más nos separa de esa "mirada creadora de abundancia" sea el factor de la culpabilidad. Cuando la culpa alcanza cotas de interiorización profunda, la mirada se obtura habilitando sólo el espectro de la supervivencia. 

La abundancia sexual y afectiva no es tanto una condición material (aunque seguramente se expresa también de manera tangible) como una cuestión de actitud. Darnos el permiso es fundamental. Aprender a gestionar el deseo sexual -propio y ajeno- prescindiendo del bisturí de la represión, es una posibilidad interesante. Sobre todo, porque no hay contraindicación alguna. Asumir, por el contrario, que las expresiones de co-dependencia emocional son pruebas de amor, nos arroja a una zona de irresponsabilidad respecto de nosotras mismas. 

En realidad (y aunque el discurso oficial podría sugerir lo opuesto), ésta no es una sociedad monógama. Es más bien una cultura de la "doble moral". En general, y sobre todo a partir de cierto grado de experiencia, las personas suelen intuir que el amor no es "eso" que ocurre en una determinada relación, sino que es el flujo natural que mueve los imanes de la socialización, por sistema. El amor y el sexo son más una manera de pensar y sentir que una práctica concreta. Incluso en los vínculos laborales o institucionales, suele haber -si no lo reprimimos- algún nivel de afectación que trae aparejado un calado emocional equis.

Es decir, que en el plano fáctico, con más o menos consciencia de ello, todas estamos experimentado, permanentemente, juegos de atracción (con la sexualidad expuesta o sublimada). Y eso no parece despertar mayores susceptibilidades, salvo casos puntuales. Pero ante la idea de "blanquear" esta realidad, normalizándola, suelen surgir los brotes de la inacción o la disfuncionalidad. Si al amor lo edificamos a la altura de lo que creemos de nosotras mismas, sólo podremos ofrecer al mundo lo que primeramente nos hemos otorgado a título de obsequio personal, en nuestro fuero más íntimo. 

Por lo tanto, todas esas formas de amor no monógamo (que ahora se visibilizan con la palabra "poliamor") son, ante todo, propuestas de generosidad (una generosidad que cada persona puede tener consigo misma). Las formas del poliamor invitan a incrementar el margen de incertidumbre. Mientras que en el marco de la monogamia se establecen recorridos más delimitados, los marcos poliamorosos suponen estructuras más blandas y representaciones más porosas (más atravesadas por dosis ostensibles de vacío). La monogamia, en ese sentido, es la práctica de lo que en el arte se llama "horror vacui". Porque el éxito amoroso se suele representar como un espacio invariablemente lleno, constantemente colmado (y esto, a largo plazo, lleva a la saturación). 

Entre las vertientes del poliamor puede haber tantos caminos como seamos capaces de imaginar, proponer y consensuar. Y realmente no se trata tanto de elegir una determinada modalidad como de permanecer en el sano ejercicio de la actualización. Ir actualizando en tiempo real lo que vamos sintiendo con cada persona, constituye un aspecto central. Y dicha actualización nos invita a "no dejar caer" nuestra autoestima en actos de dependencia. Y por último, el poliamor es un espacio "no obligatorio", no dotado de medidas punitivas y donde cada persona asume el hacerse cargo de sí misma.

Quizás, el valor terapéutico de las experiencias poliamorosas, consiste en su grado de "realidad". O sea, que la legitimidad del vínculo no se apoya en la exclusión de otras personas. Digamos que el amor poliamoroso es una forma de neurosis que admite al mundo, porque no se funda en la cláusula de un cierto aislamiento selectivo. En contraste con lo que sería la idealización romántica de la monogamia, que se basa en algo parecido a una negación sistemática de las atracciones (para "ordenar" y circunscribir el deseo sexual). Las parejas cerradas suelen resultar ineficientes y poco sostenibles porque precisan una gran cantidad de recursos (energía psíquica) para mantener el ideal. Es decir, la "fantasía de exclusividad" (o la necesidad de sentirse absolutamente especiales para alguien). 

Ya cerrando esta reflexión, deseo puntualizar (o volver a puntualizar) que la cuestión no debe interpretarse en términos de "Amor versus Poliamor". En verdad, las maneras de amar son mucho más complejas que lo que pudiera caber en cualquier texto. Y la intención real de este coloquio será visibilizar todo ese mundo de contradicciones y dificultades que ocurren no sólo en el amor de pareja sino también en los modelos alternativos de relación. Al fin de cuentas, la magia consiste en darse "el baño de realidad" y aún así mantener la motivación por el experimento del amor. 

En cualquier caso... este próximo domingo nos invitamos mutuamente a abrir el corazón, la mente y la abundancia en la mirada...



Condiciones:


Si quieres enriquecernos con tu presencia, es necesario que envíes un mail indicando tu nombre completo y tu intención de participar a la siguiente dirección: cristianyapur@yahoo.com.ar

Debes tener en cuenta que el aforo será limitado y que las inscripciones se realizarán "por orden de llegada". Por lo tanto, responder con cierta prontitud será la mejor manera de asegurarte la plaza.

Si habiéndote apuntado, te surge un imprevisto y no puedes asistir, te pido encarecidamente que lo expreses, así otra persona podrá aprovechar tu lugar. Te lo pido por favor, avisa con la mayor antelación posible. 


Ahhh... y además, ten en cuenta el traer una botella de agua y frutas o frutos secos (o lo que quieras) para compartir una merienda breve a mitad del coloquio. 


Si te apetece, puedes reenviar esta invitación (pero de manera muy puntual, no masivamente).

Muchas Gracias por tu interés...